Aznaitín, circular por La Secreta

[Juan José Frías Mora]

Dura, exigente y extenuante circular a esta áspera montaña, difícil de caminar, con grandes pendientes y excesivo calor. Como en otras ocasiones, “12 horas de caminar por el infierno, para sentirnos, como en el cielo”.

Comenzábamos a las 6,00 en Torres (hora que se ven los Juancaballos; son los centauros de Sierra Mágina) remontando el camino de los Prados, para acercarnos a la Cruz de La Vieja. Situada sobre el cerro de igual nombre, se situó aquí, con intención de protegerlo de desgracias producidas por las tormentas. La mayor y la más destructiva sucedió a finales del XIX, donde murieron 55 personas, quedando además, arrasado el municipio.
Tras volver a Puerto Cerezo, remontamos la Salega y El Calvario, para subir a la Muela por la Trocha de los Carneros y descender, posteriormente a las Majás de Josa.
Descendemos aún más, para buscar La Secreta; escondite y zona de fuga de maquis en Sierra Mágina. A su ya difícil localización y acceso, se une el que comunica dos vertientes muy escarpadas del Aznaitín.
Remontar desde aquí, por las rastras de los Callejones y la pandera de las Hoyas, hasta Barrero y el puntal del Escritillo; “nos dio la puntilla”, haciendo mella, pues al cansancio acumulado, sumamos el fuerte calor y la falta de agua.
Llegar a la fuente de la Zarzadilla (abrevadero-descansadero) con sus frescas sombras y sus dulces cerezas, fue un gran alivio. Nos dio fuerzas para llegar, de nuevo a Torres (seis de la tarde), por el llamado camino Alto de Jimena y “propinarnos una severa penitencia”.


Buscando los Juancaballos


calera en la cuesta del arroyo de los Prados, con el Cordón

[Juan José Frías Mora]

Cruz de la Vieja. Mancha Real y Jaén de fondo


antes de la cruz, un asentamiento musulmán, con función vigía y con abundantes restos de cerámica


trepadilla a la Cruz

[Juan José Frías Mora]

De regreso a Puerto Cerezo, seguíamos buscando Juancaballos


desde aquí remontamos la Salega, en uno de sus escarpes un ejemplar de madroño


castillo de Albanchez


Campanulla mollis, un endemismo rupícola

[Juan José Frías Mora]

Llegamos a la Muela y a la trocha de los Carneros


el arranque de la trocha, es palpable




fortaleza inexpugnable, que es la Muela, con el Poyo "de los Güitres", delante. El descenso desde el collado, hasta las Majás de Josa, tiene su enjundia!!. En la senda, un gran mermecino aislado en la cabecera de la rastra (derecha de la foto).

[Juan José Frías Mora]

Descenso del collado a las Majás de Josa






Camino de la Secreta

[Juan José Frías Mora]

En las Majás de Josa, la cueva del Moro (las fotos son de otro día, en éste ni se nos ocurrió subir)

[Juan José Frías Mora]

Buscando la Secreta. Escondite y zona de fuga de maquis en Sierra Mágina. A su ya difícil localización y acceso, se une el que comunica dos vertientes muy escarpadas del Aznaitín. El acceso se encuentra resguardado por un espeso bosquete de mermecinos.






Bastante Orégano en esta zona (el mas caro del mundo!!!)

[Juan José Frías Mora]

[Juan José Frías Mora]

Remontar desde aquí, por las rastras de los Callejones y la pandera de las Hoyas, hasta Barrero y el puntal del Escritillo; “nos dio la puntilla”, haciendo mella, pues al cansancio acumulado, había que añadir, el fuerte calor


Cuevas en la Pandera de Las Hoyas, son las Cuevas del Tío Curro


Abundante la Potentilla caulescens (muy abundante como por ejemplo en la Cerrada del Pintor).


A estas horas, buscábamos la sombra, como las ovejas!!!!

[Juan José Frías Mora]

Tras la penúltima rastra, llegábamos a Barrero, donde tomamos un pequeño tramo de pista, que se hizo al realizar catas para la explotación de una mina de mármol, que nunca llegó a materializarse




mi estimado amigo y paisano Agustín que marcó el paso desde el primer momento, sin desfallecer, ni un segundo!!!!


El último escollo desde el puntal del Escritillo. Un pequeño subeybaja