Tras la penúltima rastra, llegábamos a Barrero, donde tomamos un pequeño tramo de pista, que se hizo al realizar catas para la explotación de una mina de mármol, que nunca llegó a materializarse
mi estimado amigo y paisano Agustín que marcó el paso desde el primer momento, sin desfallecer, ni un segundo!!!!
El último escollo desde el puntal del Escritillo. Un pequeño subeybaja