Como es sabido, al final del invierno los ciervos (y gamos) tiran la cuerna. Tras un gran desarrollo en primavera, disponen de una cornamenta pletórica, lista para las luchas nupciales de final de verano.
Estas fotos, hechas a final del pasado verano, tiene la curiosidad de que la cuerna aún conserva el típico terciopelo. Posiblemente sea un ejemplar con retraso en su crecimiento por una enfermedad que le halla provocado fiebre y posteriormente se ha repuesto, siguiendo el desarrollo, aunque con retraso.