|
#1
|
|||
|
|||
LA ESTRELLA. Máxima altura de Sierra Morena andaluza
.
No sabemos lo que tenemos en el maravilloso parque de Cazorla, Segura y las Villas. Poder caminar sin límites, sin la incertidumbre de encontrarte más allá con una valla o una puerta cerrada a cal y canto. Este valor solo se reconoce cuando se camina por otras de nuestras sierras. ¿Quién puede imaginarse que al llegar al punto geodésico de las Banderillas, o del Cabañas, o al Torraso, lo encontraran cercado separándote escasos veinte metros de la cima? Y no es que haya que empecinarse en hacerse la foto necesariamente en el monolito, o en la caseta de fogoneros, pero si que representa la guinda que tras el esfuerzo gusta saborear a casi todos. Darse la vuelta sin la guinda deja un regusto salobre a la grata experiencia del esfuerzo. En esas nos vimos el sábado. Después de diversos aplazamientos y por fin decididos a subir a la máxima altura andaluza de Sierra Morena (no por la modesta elevación de 1298 mts, sino por el significado de ser la mayor elevación), al llegar nos encontramos con los puñeteros alambres y, enfrente casi tocándolo, el pinocho. Menos mal que el ingenio se agudiza en situaciones extremas y, tras ecuaciones e integrales, evaluación de riesgos, estudios de boquetes y recuerdos de otras experiencias similares, decidimos poner a prueba nuestra condición física: ¡¡¡SALTO DE ALTURA!!!. Paco Luis practicó el Fosbury Flop, Martín el rodillo ventral y el que suscribe, con Trufa a cuestas, el clásico método de la tijera que para algo tiene uno las piernas largas. Así, de esa manera, conseguimos tocar el Cielo desde la cima del cerro de la Estrella, ¡conquistado! . Je, je, je, y en esto pasó un buitre en vuelo rasante seguido de un burro volador en su persecución. Bueno que pasar, pasamos, y no rompimos nada... Distancia recorrida: 21,39 kilómetros Altitud min: 658 metros, max: 1.298 metros Desnivel acum. subiendo: 883 metros, bajando: 844 metros Grado de dificultad: Moderado Fecha: enero 21, 2012 Tipo de trayecto: Lineal . |
#2
|
|||
|
|||
.
Planteamos un trazado lineal para lo que dejamos un coche en Miranda del rey para el regreso y, con el otro nos fuimos hasta el Jardín, tradicional lugar de descanso en este angosto y bello paso de Despeñaperros. Arrancamos del aparcamiento del área recreativa tomando durante doscientos metros con extrema precaución el minúsculo arcén existente junto a la autovía. Llegados a la primera curva a izquierdas, por donde se encuentra el cartel de Valdeazores abandonamos la autovía y nos introducimos en el inicio del barranco del mismo nombre, enseguida distinguimos un senderillo que asciende y que circula paralelo a lo que parece ser una acequia de agua. Una bonita, fría y soleada mañana inunda hoy el bosque mediterráneo. El sol empieza a colarse por entre la hojarasca calentando tibiamente el suelo helado de la noche anterior. Fácilmente llegamos a una pantaneta sobre nuestro arroyo de Valdeazores de las tantas existentes en este parque para abastecimiento de los animales en épocas de necesidad. La mañana comienza a reflejarse en el agua. Continuamos en paralelo y en ocasiones sobre la acequia hasta llegar a su origen, uno de los parajes más hermosos de este Despeñaperros, el castañar de Valdeazores, ahora apagado por su retiro invernal. |
#3
|
|||
|
|||
.
Nos entretenemos un ratico en este lugar y seguimos al cabo por el curso del arroyo. No se si perdí el rumbo o el monte ha crecido demasiado, el caso es que comenzamos a “enmatojarnos” sin encontrar la sendica que ascendía arriba del barranco. Como pudimos fuimos siguiendo sendillas de animales o de cazadores hasta que dimos con un hermoso jabalí probablemente abatido y no encontrado en la última montería. Viendo cerca el final del barranco, optamos, no obstante, por abandonarlo por la pedrera existente al final del mismo y salir a la pista que asciende desde la C.F. . |
#4
|
|||
|
|||
.
En nada estábamos en el puerto del Muradal, frente al cerro de la Ensancha y la mancha manchega oliendo a historia de ocho siglos nada menos, lugar emblemático donde parece que sucedieron los primeros escarceos en los prolegómenos de las Navas de Tolosa, junto a donde cuenta Don Rodrigo Jiménez de Rada en sus crónicas, acampó primero la vanguardia y posteriormente el grueso del ejercito tres días antes de la contienda. Desde este lugar, tomamos la cuerda de Despeñaperros que se dirige al O mediante un amplio y previsiblemente cansino cortafuegos, sin embargo, la casualidad nos deparó asistir a un espectáculo fabuloso, el despegue y vuelo sobre nosotros de una treintena de buitres leonados al percatarse de nuestra presencia. Admirable. . |
#5
|
|||
|
|||
.
Con el embelesamiento ni nos dimos cuenta que estábamos en Malabrigo, un peñón solitario en medio de la cuerda cuyo topónimo no deja lugar a dudas, el biruje manchego aprieta y alguno recurre al gorro. Nueva sorpresa a los pies de la peña, lo que aparenta ser un bosquete de robles melojos. Espectaculares vistas de Mágina y Sierra Sur, más en la lejanía pero distinguible el Yelmo, Navalespino, el calar de la Sima y una porción del Banderillas emergiendo por detrás de la sierra de las Villas. La Mancha, inmensa, interminable . |
#6
|
|||
|
|||
.
La Carolina Santa Elena La aldea de Magaña . |
#7
|
|||
|
|||
.
Llegamos a la torre de vigilancia de incendios que marca más altura que la peña cercana. Con malabrigo y sin él, es hora del papeo y este no perdona, nos recolocamos tras subir a la torreta y echar otra visual y nos empleamos en la faena más gustosa de la excursión. Un almuerzo con vistas . |
#8
|
|||
|
|||
.
Ya vemos nuestro destino El cerro de la Estrella En el puerto del Rey parece que hay fiesta .. |
#9
|
|||
|
|||
.
Llegando a la caseta del collado de La Estrella divisamos tras las primeras estribaciones manchegas El Viso del Marqués, sobresaliendo su espléndido Palacio de Santa Cruz, durante años centro neurálgico de la marina española, lugar donde el Marqués de Santa Cruz dio pie al redicho manchego que lo dice todo: El Marqués de Santa Cruz hizo un palacio en el Viso, porque pudo, y porque quiso. . |
#10
|
|||
|
|||
.
En pleno collado, otro bosquete de robles melojos (admito correcciones, pués de botánica ando corto) Por fin, arriba . |
|
|