Coto Ríos Calarejo Los Villares

[Juan José Frías Mora]

Espléndida y sorprendente ruta capitaneada por el pariente Pepe Cabrera y otro “casi” pariente Agustín García. Tres “pavos”, en perfecta sintonía disfrutando del paisaje, la ruta y la compañía.
Agradecer a Pepe y Agustín el madrugón y el que ambos, se amoldaran a “mis prisas”.
Agradecer también a Cesar y José Ramón su información, aunque con estos dos figuras, los planes iniciales, cambian “sobre la marcha”.
Destacar la belleza del lugar y la abundante y numerosa presencia de fósiles, de dos tipos en particular. Unos ostiones de concha estriada y otro, similar a las actuales cañaillas.
Si el pasado miércoles, gozábamos con las vistas; éste, ha sido tan espectacular con el anterior.
Con el gran conocimiento de la zona de Pepe y Agustín, comenzamos a caminar a las 7,30 en Coto Ríos, tras dejar un coche en la piscifactoría del Borosa, ascendiendo por el Aguarrocín, escuchando, por primera vez y con fuerza, la berrea.
Tras cruzar el paraje de Las Tablas y las ruinas del cortijo del Aguarrocín, llegamos a un primer collado, frente a la Cueva del Puntal. Giramos para buscar un segundo collado que comunica con el Majal del Pino. Aquí, nos escoramos a la derecha para llegar a los Cortijos de Morro, por una difusa senda (pero muy difusa!!), que conocía Agustín. Llegando a los Cortijos del Morro.
Seguimos hasta llegar al entronque con La Campana y en lugar de ir a estos cortijos; tomamos otra senda, al principio emboscada, pero que se sigue con facilidad hasta el collado de la Canalica.
Aquí localizamos una senda muy cómoda y bien marcada que por la zona alta, pegando a la base del Calarejo, nos llevó cómodamente al collado del quemado, que hay encima del Los Villares.
Como nos habíamos pasado la raja, que sufrieron en otra ocasión Paco y Pepe Úbeda, volvimos para localizarla, subirla y disfrutarla. Después subimos al Calarejo.

Tras gozar con esas vistas, descendimos por el quemado, hasta Los Villares entrando por la Casa Forestal y tras refrescarnos en la fuente y deleitarnos con los higos, tomamos, la siempre preciosa, senda del Ruejo.
Tras 18 km y 7 horas, finalizamos, pronto en el chiringuito del vado del Guadalquivir. Como el pariente, ni siquiera había sudado, se fue caminando por la Loma de Mª Ángela, disfrutando del paisaje.

Una muy bonita ruta, con excelente tiempo para caminar; para disfrutarla y sin dificultad. Fue un gran acierto.


En Coto Ríos. A esta hora dos ciervos berreaban con fuerza, contestándose uno al otro. Y no me refiero a los dos de la foto. Éstos, son toros!!!




realmente bonito el Aguarrocín. La cuesta es pronunciada y el ritmo de Pepe y Agustín, hizo que a las primeras de cambio, sobrara el chaleco y eso que la temperatura era de 10ºC.

[Juan José Frías Mora]

Siempre sobrecoge, el esfuerzo que debían hacer estas gentes para mantener en buen estado caminos y construcciones


Cueva del Puntal


Pepe y Agustín, llegando al primer collado


Justo aquí parte una difusa senda (insisto con lo de difusa), que Agustín conocía y que fue convenientemente "amanolitada"

[Juan José Frías Mora]

la senda se va perdiendo a cada paso, aunque hay tramos muy reconocibles de lo que fue un buen camino


Llegamos a los cortijos del Morro


son muy numerosos (en todo el recorrido) los restos fósiles y son habituales las concreciones de ostiones de concha estriada y otros similares alas actuales cañadillas

[Juan José Frías Mora]

Avanzamos hasta la bifurcación del buen camino que baja a la Campana




Los dos espadas, haciendo planes!!!


Las "claras" de las dos cortijadas de La Campana. El sol fue intermitente, aunque la mayor parte del tiempo, estuvo nublado, aunque sin lluvia, hasta el momento de coger los coches

[Juan José Frías Mora]

subimos la raspa, pegando a unas "viejas labores", para tomar una senda, algo emboscada al inicio, aunque en bastante buen estado


muy a los lejos, la ermita de San Miguel, en Bujaraiza

[Juan José Frías Mora]

esta senda llega a un colladete, con una alberca, aquí tomamos un respiro


foto de mi estimado paisano Agustín


remontamos un poco para llegar al Collado de la Canalica, donde el camino se bifurca hacia la Campana (en sentido descendente); nosotros giraremos a la derecha, pero en sentido ascendente, casi a la base de las paredes.

[Juan José Frías Mora]

Encontramos una senda muy bien definida, que salvo unas chorreras paralelas, aún con agua, nos llevan cómodamente a la collado del quemado de los Villares.




un curioso fraile, en este tramo


también numerosos pinos silvestres, con su característica corteza anaranjada

[Juan José Frías Mora]

Hermosas vistas


vaya ritmo, sin perder la sonrisa y sin parar de hablar. costaba lo suyo mantenerles el ritmo!!!


collado del quemado de Los Villares

[Juan José Frías Mora]

Pero, al pasarnos la raja, Pepe nos bajó de nuevo, buscándola. La verdad es que fue un buen aliciente más, de los muchos que tuvo la ruta.
Descendemos pegando los crestones de roca. Unas paratas de limpiar el terreno para cultivar, evitando que se rodaran otras piedras al cultivo.


un pequeño nacimiento


muy abundante en esta zona la viola, en la foto se aprecian las hojas pequeñas y alargadas, junto al te de roca (teucrium) y la Potentilla.

[Juan José Frías Mora]

rodeamos los crestones para buscar el paso a la raja y subirla
el pariente en la boca del pasillo de acceso


pasillo previo


nos encaminamos a ella