1. Km 0 - Coto Ríos
Esta etapa comienza en el poblado de Coto
Ríos. Es muy sencillo encontrar el panel de
inicio, ya que la aldea es pequeña y sus calles
tienen trazado rectilíneo: si miramos la aldea
desde la parte de abajo, es decir, desde el Guadalquivir,
hay que ir por cualquier calle a la
parte situada más arriba y más a la derecha.
Junto al panel veremos una puerta, que deberemos
cerrar a nuestro paso, que da acceso a
un ameno camino asfaltado. Este transita por una estrecha y fértil vega regada por el agua del Guadalquivir,
entre huertos y frutales. A los 500 metros acaba el asfalto y a la derecha seguimos viendo algunos
bancales sin labrar y olivos aislados, mientras a lo lejos se alzan las montañas de la Sierra de Las Villas.
Por nuestra izquierda tenemos un bosque de pino carrasco con abundantes encinas.
En el kilómetro 1,1 hay que abrir y cerrar una nueva puerta y enseguida vemos, abajo a la derecha,
el río Guadalquivir, al que un poco más adelante podemos bajar sin ninguna dificultad. La arboleda
es muy variada, pues a los pinos y encinas se suman quejigos (robles), chopos y grandes fresnos. Nos
sorprenden, incluso, algunos acebos. Hay también mucho lentisco y algunos arces de Montpellier (Acer
monspessulanum). La heterogeneidad y variedad de esta hermosa arboleda se debe, por un lado, a la
combinación de la baja altitud de la zona con la humedad que aporta la cercanía del río, y por otro, a
la mezcla de especies de origen espontáneo con otras de origen antrópico, es decir, plantadas o favorecidas
por el ser humano.
Los caminos por los que va esta primera parte de nuestra ruta tienen un aspecto diverso, tanto en anchura
como en firme. El último tramo antes de llegar a la aldea de La Loma de María de María Ángela es más
estrecho y tiene mayor pendiente. En el kilómetro 3,3 cruzamos un arroyo y 200 metros después hay que
abrir y cerrar una última puerta. Enseguida, entre grandes encinas, llegamos al siguiente hito de la etapa.
2. Km 3,6 - Loma de María Ángela
La ruta pasa por medio de esta pequeña población, en un privilegiado enclave rodeado de montañas,
y donde encontraremos a la izquierda la Fuente Puchardo. Salimos bajando por la pequeña carretera
asfaltada que da acceso a la aldea entre huertos y pequeños olivares.
3. Km 4,6 - Piscifactoría del río Borosa
Llegamos al río Borosa, uno de los más bellos y salvajes afluentes que vierten sus aguas al Guadalquivir
en su tramo de cabecera. Es un cruce importante porque coincide con el inicio de la espectacular ruta
del Borosa, la más popular del parque natural. Esta ruta se inicia en el aparcamiento que encontramos a
la izquierda -donde hay una fuente- y está señalizada por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta
de Andalucía hasta su final en el Salto de Los Órganos.
Hay que reseñar que nuestra etapa coincide desde Coto Ríos hasta la piscifactoría con el GR 7, que aquí
se separa remontando por la ruta del Borosa y solapándose con ella hasta el Puente de los Caracolillos.
También es destacable que el primer tramo de esta ruta, concretamente hasta el Arroyo de Las Truchas,
de poco más de 1 kilómetro, es apto para las personas de movilidad reducida, ya que apenas tiene
desnivel y va por pista forestal con buen firme cerrada al tráfico de vehículos privados a motor. Por otra
parte, es interesante saber que la citada ruta del Borosa está considerada de especial interés ornitológico,
de lo cual nos informa un panel situado en su inicio.
Desde el cruce de la piscifactoría que hemos comentado nuestra etapa gira a la derecha, siguiendo por
camino asfaltado y cruzando el puente sobre las bravas aguas del río Borosa. Dejamos a la derecha la
piscifactoría y a la izquierda una fuente. A los 200 metros queda a la derecha el Centro de Visitantes
río Borosa, que dispone de un amplio aparcamiento. En este centro podremos conocer la importancia
del agua y de los ecosistemas fluviales en el parque natural, en los que destacan especies emblemáticas
como la trucha común y la nutria.
Nuestra ruta continúa en compañía de grandes quejigos y cruza el Guadalquivir, que aquí está bastante
remansado y flanqueado por una bien conservada vegetación de ribera. Un poco más adelante llegamos
al emblemático paraje de Torre del Vinagre.
Hay que remarcar que este tramo de 1,7 kilómetros entre la piscifactoría del Borosa y Torre del Vinagre
no tiene marcas ni balizas, ya que la Consejería de Medio Ambiente tiene prevista la creación de un
nuevo sendero de uso exclusivamente peatonal que uniría ambos puntos y por el que transitaría el
GR 247 Bosques del Sur. De todas formas, la ruta que hemos descrito por el actual camino asfaltado no
tiene pérdida, además de que es muy transitada.
LA RUTA DEL BOROSA COMO VARIANTE PARA SUBIR A COLLADO BERMEJO EN LA ETAPA 15
La popular Ruta del Borosa , y su continuación hacia las Lagunas de Valdeazores y Collado Bermejo,
aunque no pertenece al GR 247, puede utilizarse como variante para subir hasta la etapa 15. La
ruta está señalizada por la Consejería de Medio Ambiente hasta La Central Eléctrica. Pero la ruta
puede continuarse hacia arriba, sin pérdida posible, por el túnel de la central hidroeléctrica de Los
Órganos y las famosas Lagunas de Valdeazores, y después hasta Collado Bermejo por senda que no
tiene pérdida y es bastante transitada. Es preciso estar atentos a posibles desprendimientos en el
tramo anterior a los túneles. Una vez en el collado ya hemos enlazado con la etapa 15 del sendero
Bosques del Sur, a 3,4 kilómetros del refugio casa forestal Fuente Acero. Desde la piscifactoría del
Borosa hasta collado Bermejo hay en total 16,5 kilómetros de distancia y un desnivel total de 880
metros. Esta ruta, de extraordinaria belleza, puede utilizarse, por tanto, como una cuarta variante
transversal del GR Bosques del Sur.
4. Km 6,3 - Centro de Visitantes de Torre del Vinagre
El camino asfaltado desemboca en la carretera A-319,
que recorre el valle del Guadalquivir y el embalse de
El Tranco, siendo el eje de comunicación más visitado
del parque natural. A la derecha del cruce tenemos dos
lugares de imprescindible visita y entrada gratuita. El
primero es el Centro de Visitantes Torre del Vinagre,
el más importante y mejor dotado del parque, que
ofrece información y cuenta con variados recursos interactivos,
muy atractivos para orientar comprender
los principales valores del espacio protegido que estamos
recorriendo. Tiene una tienda del parque natural,
aseos, cafetería, sala de proyección de audiovisuales y
zona de juego infantil en el exterior. El segundo lugar
está situado unos metros más allá y es el Jardín Botánico
de Torre del Vinagre. Este cuidado vergel cuenta con una amplia selección de plantas del parque
natural, desde pequeñas herbáceas hasta grandes árboles. Es un lugar perfecto para observarlas y
aprender a distinguirlas o, simplemente, para darse un placentero paseo entre exuberante vegetación.
Su visita ayuda a entender por qué la extraordinaria riqueza botánica de estas sierras es uno de los
principales motivos por las que están declaradas como espacio natural protegido.
Si no nos desviamos hacia estos lugares, nuestra ruta continúa girando a la izquierda en la carretera
A-319, que abandonamos 100 metros más adelante por una senda bien señalizada que sale a la derecha,
ascendiendo a contramano. A partir de aquí el ambiente cambia por completo. Dejamos las zonas humanizadas
-incluso, en ocasiones, masificadas, como ocurre entre el Borosa y Torre del Vinagre- para
internarnos en el bosque ganando altitud sobre el valle del Guadalquivir.
La senda se retuerce con bastante pendiente por un pinar, bajo el que crece un denso sotobosque
mediterráneo, con mucho lentisco, y en el que hay magníficos quejigos (robles) dispersos. Conviene,
durante los primeros 500 metros de este tramo, ir pendientes de las numerosas balizas que lo jalonan.
En el kilómetro 6,8 la senda se convierte en un camino más ancho, girando a la izquierda, que pronto
llanea. A esta altura habremos ganado ya unas magníficas vistas sobre las montañas del lado de enfrente
del valle del Guadalquivir, es decir, de su vertiente derecha, y de las grandes elevaciones de la Sierra
de Cazorla que lo cierran al frente. Todo el monte que vamos a recorrer hasta el final de la etapa es muy
rico en fauna, por lo que es frecuente ver ciervos, cabras monteses, jabalíes, etc. El camino se transforma
poco más adelante en pista forestal.
6. Km 10,2 - Collado de los Corzos
La ruta, que durante el último tramo ha venido girando hacia el norte para rodear Los Torcalillos, alcanza
el Collado de los Corzos, donde gira bruscamente al oeste para recuperar su dirección paralela al valle
del Guadalquivir. Merece la pena parar para contemplar unas panorámicas memorables. El nombre
del lugar, además, nos recuerda a una de las especies más importantes de la fauna de estas sierras que
se extinguió a mediados del siglo XX. En el año 1952 se hizo un intento de repoblación con la suelta de
diez ejemplares, pero la experiencia fracasó. La reintroducción de este animal fue uno de los objetivos
del parque natural desde su creación en 1986 pero, a pesar de la realización de varios estudios técnicos,
hasta el momento no ha sido abordada.
Continuamos la ruta descartando en el kilómetro 10,5 una nueva pista que llega a la nuestra por la
derecha, a contramano. Los pinos carrascos y negrales van siendo sustituidos por los esbeltos pinos
laricios según ganamos altitud, y en los tramos más abrigados de la ladera la ruta discurre inmersa en
un rico bosque mixto, de gran relevancia ecológica y belleza paisajística, en el que los pinos y encinas
están mezclados con árboles de hoja caduca como quejigos (Quercus faginea), perales de monte (Sorbus
torminalis), arces granadinos (Acer granatense) y arces de Montpellier (Acer monspessulanum), que
adquieren en otoño su máximo esplendor cromático.
A partir del kilómetro 13,5 disfrutamos de nuevo de sensacionales vistas, presididas hacia el este por la
impresionante mole rocosa de El Banderillas, y hacia el sur por las Sierras de Cazorla y del Pozo, cuyas
altas cumbres ciñen el fondo de una profunda perspectiva cuyo eje es siempre el valle del Guadalquivir.
Unos 250 metros antes de llegar al final de nuestra etapa está la fuente de la que se servía la antigua
casa forestal de La Zarza. No se ve desde el camino, pero el lugar es fácil de identificar porque veremos
a nuestra izquierda un amplio claro, bastante llano y con restos de pequeños aterrazamientos de piedra
seca, hechos en su momento para allanar el terreno y facilitar su labranza. Atravesamos el claro hasta
un pequeño abarrancamiento y allí mismo encontraremos un tornajo de madera y otro abrevadero de
obra con la fuente.
Siguiendo nuestra ruta, un poco más adelante veremos a la derecha, a contramano, el cruce con el
camino por el que discurre la etapa 9 del GR Bosques del Sur, que viene del refugio de Majalserbal en
la Sierra de Las Villas.
7. Km 15,7 - Refugio casa forestal de La Zarza
Alcanzamos el final de la etapa, que coincide con el de la citada etapa 9 y el comienzo de la 10 hacia
La Iruela. La casa forestal está situada en un lugar privilegiado por sus vistas hacia El Banderillas y el valle
del Guadalquivir, flanqueado por espectaculares montañas.
Desde la casa forestal parte un sendero señalizado que no forma parte del GR 247, pero cuyo recorrido
es muy recomendable, sobre todo en su tramo inicial, que es muy panorámico. Se trata de un viejo
camino de herradura de 3 kilómetros que baja con bastante pendiente hasta el fondo del valle del
Guadalquivir, pasando por el Barranco de la Tuerta, el Arroyo del Saúco y Los Huertezuelos. El sendero
finaliza en la carretera A-319 a la altura del kilómetro 43, es decir, a unos cinco kilómetros de Torre
del Vinagre.
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Raro será que el caminante, si anda atento, no vea en
cualquier etapa del GR 247 a alguno de los representantes
del famoso grupo de los grandes herbívoros del
parque. Pero tendrá que tener mucha suerte para ver
a los miembros del selecto grupo de los mamíferos
carnívoros: seres astutos, eficaces, muy especializados
y extraordinariamente discretos, prácticamente nocturnos,
que se encuentran en la parte más alta de la
compleja y abigarrada pirámide trófica del parque.
Es probable que antes o después el senderista vea algún
zorro, aunque sea justo en el momento en que
pone tierra de por medio. Más difícil será avistar una
gineta, esa gran saltadora y trepadora de larga cola
con anillos blancos y negros. O un tejón, con su aspecto
de peluche gordinflón con máscara blanquinegra.
O una garduña, o garduño, como lo llaman por aquí,
que nunca tuvo muchas simpatías por estas tierras
dada su querencia por las gallinas y demás animales
de corral. Mucha suerte hay que tener para ver una
comadreja, el más pequeño e hiperactivo de los cazadores
de cuatro patas, y quien puede considerarse
tocado por algún designio divino es el caminante a
quien se le aparezca ante sus ojos un gato montés. Un
montés de verdad, con su voluminosa cabeza, sus potentes
colmillos y su gran cola anillada, bien diferente
de los frecuentes gatos hibridados con ejemplares
domésticos.
Ágiles, astutos, silenciosos y casi siempre fuera de
plano, estos animales son los verdaderos campeones
de la fauna del parque junto a sus pares aladas, las
rapaces, estas sí, mucho más visibles. La existencia y
abundancia de unos y otras es la más contundente
demostración de que la vida fluye a raudales por el
parque natural, ya que no hay cazadores sin presas, ni
presas sin... etc., etc.
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