-Accesos. Inicio: a Prado Maguillo se llega tomando un desvío en la aldea de La Venta Rampias, que está en la
carretera JF-7038. Final: el punto del final de esta etapa se encuentra en el cruce conocido como de La
Era del Fustal, donde la carretera que sube a la Sierra desde Segura de la Sierra confluye con la que sube
desde Siles a Las Acebeas y continúa hacia Río Madera y Pontones.
-Puntos intermedios con acceso rodado: Lugar: Collado de Góntar. Posición: Km. 5,8. Tipo de vía: Pista forestal.
Lugar: Pista a los Huecos de Bañares. Posición: Km. 9,8. Tipo de vía: Pista forestal.
-Poblaciones más cercanas: Prado Maguillo, Los Anchos, Segura de la Sierra, Orcera, Siles.
-Términos municipales por los que discurre: Santiago-Pontones, Benatae, Siles, Orcera.
-Enlaces con otros senderos: PR-A 199, GR 147, PR-A 196, PR-A 178.
-Puntos de agua: Prado Maguillo, cercanías de Cañada del Saucar, fuente en casa forestal km 8,8. En el final de
la etapa no hay fuente, aunque en la descripción de la misma se comentan varias alternativas de fuentes
cercanas.
-Puntos de avituallamiento: En el sendero: no hay. Cerca del sendero: Segura de la Sierra, Orcera.
-Refugios: En el inicio: refugio casa forestal El Bodegón (a 1,4 kilómetros del inicio de etapa). En el final: refugio
Era del Fustal.
-Alojamiento y restauración en el sendero y su entorno cercano: Prado Maguillo y su entorno, Río Madera,
Segura de la Sierra, Orcera, Siles.
-Ciclabilidad: Sin dificultades.
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Esta etapa, en la zona nororiental del parque, se desarrolla en su totalidad en terrenos boscosos dominados
por el pino laricio de los que emergen los calares, que son las montañas aplanadas tan frecuentes
en la zona norte del parque natural. Se inicia en el valle de Los Anchos, que es uno de los más fotogénicos
del parque y tiene encantadoras aldeas que aún conservan la arquitectura popular.
Casi todo el trazado de esta etapa va por pistas forestales, cosa lógica teniendo en cuenta que transitamos
por una zona cuya gran riqueza forestal ha sido explotada desde tiempo inmemorial. La Cañada
del Saucar es la única aldea que encontraremos, y desde ella parte la derivación 8 del GR 247 que
asciende al Puntal de la Misa, en el gran Calar del Cobo, que constituye uno de los mejores miradores
de la Sierra de Segura.
La ruta pasa por varios puntos de privilegiada situación desde los que se contemplan imponentes panorámicas,
como son el Collado de Góntar, el Collado del Ventano y el Poyo de la Víbora. Muy cerca
del primero, aunque fuera del sendero, está La Raja, una grieta alta y muy estrecha que permite el paso.
También es destacable la importancia ecológica de buena parte del territorio recorrido por la ruta, que
pasa por el monte El Espino, incluido en el Área de Reserva Acebeas-Nava del Espino, especialmente
protegida por albergar especies de flora cuyo territorio de distribución es muy reducido, estando algunas
incluso en peligro de extinción.
Arces y acebos nos acompañarán en algunos puntos de la ruta, que también pasa por plácidos lugares
que estuvieron antaño habitados, como el encantador vallezuelo que forma en su cabecera el arroyo
de la Fuente del Tejo, donde los gamos y ciervos son atraídos por los viejos frutales ya descuidados. En
toda la zona que recorre esta etapa abunda la gran fauna silvestre, siendo frecuente observar el vuelo
del águila real y escuchar la berrea de los venados en otoño.
La etapa permite también acceder a la derivación 9 una de las más atractivas del sendero Bosques del
Sur, que asciende al calar del Espino, en plena área de reserva y desde el que se divisan extensísimos horizontes
de las provincias de Jaén y Albacete. Aconsejamos vivamente recorrer esta derivación, porque
en el pequeño bucle circular del sendero en lo alto del calar se vive la emocionante sensación de pasear
por una enorme terraza abierta a los
cuatro puntos cardinales del parque
natural.
Los grandes protagonistas de la etapa
que va a descubrir son los bosques de
pino laricio y los calares, que son las
montañas aplanadas tan frecuentes en
la zona norte del parque natural. Apenas
hay aldeas ni cortijos, pero sí un
área de reserva de gran importancia
botánica. Naturaleza en estado puro.
Casi todo el trazado de este Tramo va por pistas forestales,
cosa lógica teniendo en cuenta que transitamos por una
zona cuya gran riqueza forestal ha sido explotada desde
tiempo inmemorial. La Cañada del Saucar es la única aldea
que encontraremos, y desde ella parte una derivación del
Sendero que asciende al Puntal de la Misa, en el gran Calar
del Cobo, que constituye uno de los mejores miradores de
la Sierra de Segura.
Buenas vistas obtendremos también el Collado de Góntar,
una deliciosa planicie elevada con buenas panorámicas
en todas la direcciones. Muy cerca de él, aunque fuera del
Sendero, está La Raja, una grieta alta y muy estrecha que
permite el paso.
El Sendero se adentra en el monte Navalespino, que forma
parte del Área de Reserva Acebeas-Nava del Espino, especialmente
protegida por albergar especies de flora cuyo territorio
de distribución es muy reducido, estando algunas
incluso en peligro de extinción. Una derivación del Sendero
sube al propio monte El Espino. Le aconsejamos vivamente
que la recorra, porque en el pequeño bucle circular del sendero en lo alto del calar vivirá la emocionante
sensación de pasear por una enorme terraza abierta a los cuatro puntos cardinales del parque natural.
En toda la zona que recorre este Tramo abunda la gran fauna silvestre, siendo frecuente observar el
vuelo del águila real y escuchar la berrea de los venados en otoño.
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1. Km 0 - Prado Maguillo
La aldea de Prado Maguillo es uno de los lugares más estratégicos del sendero Bosques del Sur, ya que
es principio o final de tres etapas: la 19, que viene desde La Toba; la 20, por la que llegamos hasta el
refugio de la Era del Fustal, y la etapa 1 de la variante GR 247. 1, que se dirige al valle de río Madera.
Prado Maguillo conserva bien la arquitectura popular y está enclavada en el bellísimo valle formado
por el Arroyo de la Cañada del Saucar y los Anchos, situándose en un verdadero mirador natural frente
al Morro de los Corzos, Los Picachos Coloraos y el Calarico. El valle se encuentra salpicado de aldeas y
cortijos, y aunque hoy en día son muy pocas las personas que viven en ellos permanentemente, antaño
fue una zona bastante poblada y productiva.
La ruta comienza en dirección noreste y se desarrolla en su mayor parte por pista forestal. Durante los
primeros kilómetros transitamos en paralelo al Arroyo de la Cañada del Saucar, situado a la derecha. Al
salir de la aldea, hay una panorámica grandiosa del valle, que impresiona sobre todo en otoño por el
colorido de los chopos y nogales que existen en las huertas, en contraste con el verde de los bosques de
las laderas y el ocre y gris de los potentes paredones calizos que nos acompañan. Hay que destacar los
bosques de pino laricio que en este primer tramo vamos a encontrar, por el porte alto, recto y esbelto
de sus ejemplares. La zona es también rica en pastizales, de ahí el interés ganadero de este valle desde
tiempos pasados, en los que hubo una forma de vida muy ligada a la oveja segureña y al cultivo de las
innumerables huertas que encontramos, hoy abandonadas en su mayor parte. Durante los primeros
2,8 kilómetros de esta etapa se coincide con el sendero de pequeño recorrido denominado PR-A 199
Circular Prado Maguillo, por lo que las balizas que indican continuidad llevan señalización en blanco,
rojo y amarillo.
2. Km 2,6 - Cortijos de la Cañada del Saucar
A la izquierda quedan varios cortijos aún
habitados, alguno de ellos restaurado recientemente
conservando la arquitectura
tradicional. En este punto se inicia, hacia
la derecha y cruzando el arroyo, la derivación
8 del sendero Bosques del Sur,
concretamente la que lleva hasta el Puntal
de la Misa, que con sus 1796 m de altitud
tiene una de las mejores vistas del parque
natural.
Para continuar nuestra etapa seguimos en
paralelo al arroyo de la Cañada del Saucar,
junto al que transitamos desde el inicio,
sin cruzarlo. Este nace un poco más arriba
y desciende entre pinares y huertos hasta
desembocar en el río Madera muy cerca de
la Venta de Rampias.
3. Km 2,8 - Bifurcación Camino a La Tobilla
En este punto encontramos dos opciones: hacia la izquierda dejamos el PR-A 199, que nos ha acompañado
desde el inicio, y que se encamina hacia cortijadas como el Cortijo de Prado Espinosilla y la Tobilla,
para luego, desde el Arroyo de las Tres Aguas, regresar hacia Prado Maguillo por el Collado de Prado
Puerco, cerrando así una ruta circular.
La opción de la derecha, por la que continúa nuestra etapa, nos lleva por la cabecera de la Cañada del
Saucar. A 500 metros del cruce dejamos a la izquierda una vieja alberca, y justo en este punto, al otro
lado del arroyo, hay unas junqueras donde se sitúa un nacimiento de agua.
La pista forestal sale de la cañada y empieza una subida más acusada por una de las laderas del Cerro de
Góntar, que nos brinda unas grandes panorámicas. La zona tiene poco arbolado debido a un incendio
ocurrido en 2005.
4. Km 5,8 - Collado de Góntar
Culminamos la subida a 1560 metros de altitud en el Collado de Góntar, lugar muy conocido en esta
parte del parque porque se visualiza desde muchos lugares, y desde el que, a su vez, se divisan grandes
panorámicas en todas las direcciones. Existe un paredón rocoso a la derecha con formas muy llamativas. Hay que acercarse a él para entrar en la Grieta de Góntar, un pasillo
que da a la otra vertiente del roquedo, que apenas tiene la anchura
de una persona con los brazos en cruz, y que en meses de estío sirve
de descansadero para el ganado gracias a la sombra que dan sus altas
paredes y al frescor que proporcionan las corrientes de aire que se generan.
Con un poco de suerte podremos observar en la zona algún fósil
marino que nos habla del pasado geológico de estas sierras.
A pocos metros del collado encontramos un cruce de caminos con
un pino laricio en medio. Debemos girar hacia la izquierda para ir en
descenso durante varios kilómetros. La pista forestal de la derecha nos
llevaría a las aldeas de La Peguera del Madroño y El Madroño en el valle
del río Segura.
5. Km 6,8 - Área de Reserva de Acebeas y el Espino
Llegamos a una de las tres áreas de reserva del parque natural, que son zonas con el máximo nivel
de protección por su especial valor ecológico. Esta reserva se sitúa en dos montañas emblemáticas:
el Calar del Espino, que es el que encontramos al frente, y Calar de Navalperal, en cuya base finaliza
esta etapa. Además de varios endemismos existentes en la zona, contemplaremos en las laderas del
Espino algunos acebos y un magnífico bosquete de arces, que en otoño puntean de amarillo y rojizo
sus laderas escarpadas.
6. Km 8,1 - Derivación al Calar del Espino
Encontramos en la pista un pequeño aparcamiento a la derecha, y hacia la izquierda, por una pista
más estrecha, se inicia la derivación 9 del GR 247 Bosques del Sur. Se trata del ascenso al Calar del
Espino, uno de los calares más grandes y espectaculares del parque con casi dos kilómetros de longitud
(ver descripción en capítulo correspondiente). Nuestra etapa continúa plácidamente por la pista
principal, al frente, flanqueada por un espeso bosque de pino laricio.
7. Km 8,85 - Fuente
Salimos a una despejada cañada que rodeamos por la izquierda. Antiguamente fue zona de huerta y en
la actualidad está vallada. A los pocos metros encontramos un solitario cortijo, en buen estado, justo
en el borde de esta vaguada. Antes de llegar a él, bajo la pista que queda a un nivel más alto, a escasos
metros en unas junqueras, se encuentra una fuente que raramente se seca.
En la siguiente curva de nuestro camino nos sorprenden los Cortijos de La Viuda, que fueron la morada
de los habitantes de todo este paraje, de ahí estos claros dedicados a huertos. Los cortijos están semiderruidos,
pero es bastante llamativo el antiguo horno de leña que utilizaban para el autoabastecimiento.
En la zona de cultivo próximas a este cortijo y en otras cercanas del delicioso valle de cabecera del
Arroyo de la Fuente del Tejo, abundan aquí y allá los ciruelos, nogales y otros frutales que llevan muchos
años descuidados, pero que atraen a jabalíes, ciervos y gamos, a los que es posible sorprender, sobre
todo durante las primeras y las últimas luces del día.
8. Km 9,8 - Pista forestal de los Huecos de Bañares JF-7014
Salimos a otra pista de tierra, bastante más ancha, y deberemos girar hacia la izquierda, ascendiendo
nuevamente. Muy pronto comienzan a aparecer los primeros arces y a medida que subimos las vistas
van ganando en profundidad.
9. Km 11,5 - Collado del Ventano
Cuando alcanzamos los 1450 metros de altitud llegamos al Collado del Ventano. Hacia la derecha hay
una senda que nos aproximaría a la roca que da nombre al lugar y que no se ve desde la pista. Se encuentra
a unos 200 metros de la pista y es una gran piedra horadada que se asemeja a una ventana
natural. Cuando proseguimos la marcha sí podremos apreciarla desde la pista.
A continuación la pista baja y vuelve a subir ligeramente hasta llegar, a los 600 metros del Collado del
Ventano, a otro collado. A la derecha de éste, a escasos metros, encontramos un suave promontorio
que es el Poyo de la Víbora, desde el cual hay una gran vista de la Sierra del Agua, los calares del Mundo,
del Mentiras y del Navalperal, y el valle del río Tus. El espacio por el que hemos transitado entre los dos
collados es, además de un balcón paisajístico, una joya botánica, con numerosos arces y algunos acebos
en medio de un magnífico bosque de pinos laricios o salgareños.
A partir de este punto, primero en ligero descenso y posteriormente en varias subidas y bajadas, nuestra
ancha pista atraviesa durante más de cuatro kilómetros la finca de Navalespino, dejando su cortijo
a la izquierda. En el primer tramo de descenso desde el Poyo de la Víbora hay varios robles melojos,
bastante escasos en el parque.
10. Km 16,8 - Era del Fustal
Salimos a la carretera JF-7016 que, a la izquierda, nos llevaría en menos de un kilómetro al paraje de
Navalcaballo, donde hay una antigua y hermosa casa forestal que cuenta con fuente y que actualmente
es utilizada como base del Centro de Defensa Forestal (CEDEFO).
Para seguir nuestra ruta, sin embargo, al salir a la vía asfaltada debemos girar hacia la derecha. Veremos
una montaña al frente con una pequeña edificación en un promontorio rocoso, que es la caseta de
vigilancia de Navalperal. A nuestra derecha encontraremos una fuente, pero suele estar seca.
11. Km 17,2 - Refugio Era del Fustal
Está situado justo en el cruce de las carreteras JF-7016 y la JF-7012, ya junto al monte Navalperal. Se trata
de una antigua casa de peones camineros que ha sido rehabilitada para la pernocta de senderistas. En
este lugar no hay fuente, pero tenemos varias opciones. La más cercana es ir por la carretera hacia río
Madera durante 0,8 kilómetros hasta la antes citada casa forestal de Navalcaballo, donde se ubica el
Centro de Defensa Forestal y frente al cual hay una fuente. La segunda es la fuente que se ha construido
junto a la casa forestal de Las Acebeas, a 1,6 kilómetros siguiendo la etapa 21 del GR 247. Y la tercera es
tomar la carretera hacia Segura de la Sierra, donde encontraremos una fuente a 1,6 kilómetros, frente
al Cortijo de Lope.
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No hay árbol más representativo del parque natural
que el pino salgareño o laricio (Pinus nigra ssp. salzmanii).
Y no solo por su importancia ecológica sino
también porque, gracias a la buena calidad de su madera,
ha protagonizado la historia económica y social
de las comarcas que hoy están integradas en el parque,
a lo largo de la cual ha sido a veces potenciado y
mimado, y a veces destruido por la codicia y el ciego
interés. El nombre con el que se ha conocido desde
siempre en estas sierras a este pino es el de salgareño,
lo que tiene su lógica, porque esta palabra proviene
de sarga, que es como aquí se denomina a varios sauces,
cuyas ramas son finas y gráciles. Salgareño, por
tanto, alude a la esbeltez de este pino, cuyo porte es
muy derecho y elegante.
Puede superar los 40 metros de altura y con frecuencia
sobrepasa los 500 o 600 años de edad. Es famoso
el Pino Galapán, en el término de Santiago-Pontones,
por ser el más grande del parque, y que al parecer
data de mediados del siglo XVII. Hay en el parque
natural salgareños milenarios (existen tres ejemplares
que tienen entre 1020 años y 1041 años), pero que
no destacan por su tamaño porque viven en condiciones
más difíciles de suelo y clima. La madera del
pino salgareño es relativamente fácil de trabajar, pero
es dura y muy resistente a la putrefacción, por lo que
fue en otros tiempos muy valorada para la industria
naval. De hecho, hasta tiempos recientes los serranos
llamaban palo mayor a los ejemplares de pino salgareño
de gran envergadura y tronco recto, pues eran
destinados a ser el palo principal de la arboladura de
los navíos.
En la actualidad, la Unión Europea certifica la calidad
del pino salgareño a través de su correspondiente Marca
Comunitaria, que supone un reconocimiento a la
calidad de los productos elaborados con su madera.
Sus hermosos troncos de corteza gris cenicienta dominan
el paisaje de grandes zonas boscosas a partir de
los 1300 metros de altitud, donde están la mayor parte
de los ecosistemas más valiosos del parque. Aparece
solitario en las zonas más altas, de clima duro y
suelo pobre, porque no hay allí otro árbol que aguante
tales condiciones. Y compite en altitudes más bajas
y con mejores suelos con el roble o quejigo (Quercus
faginea), al arce (Acer granatense) y el melojo (Quercus
pyrenaica), a costa de cuya tala ha ampliado su área
de distribución a lo largo de la historia.
Como podremos comprobar en esta etapa, los bosques
de pino salgareño impresionan por el porte recto
de sus troncos, el contraste del verde intensamente
oscuro de las copas con el gris claro de las rocas calcáreas
y la especial luminosidad de las zonas altas en
las que crecen. En España, el salgareño se da en los
Pirineos y en el sur de la Cordillera Ibérica, sobre todo
en la Serranía de Cuenca, pero las masas boscosas
más amplias y mejor conservadas son las del parque
natural, Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en cuyo
logo ocupa un lugar destacado.
Es un árbol que prefiere los suelos calcáreos y resiste
muy bien la sequía, pero necesita algo más de agua
que las dos especies de pinos que dominan en zonas
más bajas -el negral y el carrasco-. Sin embargo
aguanta el frío mucho mejor que ellos. Aunque prefiere
los suelos frescos y profundos, tiene gran facilidad
para adherirse a las rocas, tan abundantes en las zonas
altas, gracias a que sus raíces secundarias son largas y
superficiales.
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