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Escaleras de la Morra, los Faustinos, las Huelgas, la Escalera, del Raso y C. Pocico
La definición de escalera convencional “construcción diseñada para comunicar varios espacios situados a diferentes alturas”, fue adaptada a la realidad serrana, de forma magistral.
La comunicación y el transporte de mercancías en la sierra tenían el hándicap de las acusadas pendientes y terrenos muy quebrados. Para salvar estos obstáculos, los serranos buscaron los trancos más cómodos, adaptándolos al paso de personas y animales de carga. En las situaciones más complejas, tras adecuar el paso, ahormar el sendero y rellenar de tierra, se le añadían piedras, enlosando el trazado, colmatando los huecos con materiales de grano fino. Descripción de la ruta En un principio la “idea primitiva” cuando quedé con el pariente, era hacer la preciosa ruta que recientemente realizaron Mariano, Paco y Pepe Úbeda por Lancha Benita; eso sí, alargándola “un poquito” para visitar las escaleras del Raso y de los Faustinos, que yo, hasta ahora, no había pisado. El resultado; seis o siete escaleras y Majá-enreá, pá otra ocasión. Por cierto agradecer en nombre del Pariente y en el mío propio, a Mariano y su Coche de San Fernando (mi libro-blog de cabecera), Paco, Pepe Úbeda, Tomás Ceb y Rickey la información facilitada para localizar las diferentes escaleras, caminos y la ruta de la Benita. Comenzábamos, temprano, en el aparcamiento del pantano del Aguascebas, para encarar el camino de la Fresnedilla, pasando por la Cascada de Chorrogil (a estas horas se intuía), hasta el desvío que asciende a la Morra, por el primer objetivo; la Escalera de la Morra. Durante el trayecto, como estaba bastante oscuro, al pariente se le ocurrió la idea de hacer varias de las escaleras del entorno y enlazar con la última del Collado del Pocico, antes de hacer Lancha Benita. Iniciamos el ascenso por la senda de Cortijo Carambilla. Subimos la sorprendente escalera de la Morra, desciendo por un suave barranco en sentido este, por un pinar de repoblación, hacia los Chortales. Aquí existen una colonia del precioso y singular Narciso de Cazorla “Narcisus longispathus”. Es un endemismo, a nivel mundial, de las sierras de Cazorla Segura y Las Villas. También se ha localizado en la base de La Pandera, en Jaén. Su singularidad radica en que se encuentra relegado a un hábitat muy específico; necesitando un elevadísimo grado de humedad, por lo que siempre está asociado a cursos de agua permanentes (arroyos y fuentes). Se caracteriza por tener un porte bastante mayor al resto de congéneres; la flor es espectacular!!! Tras rebasar el cortijo de los Chortales descendemos por la Escalera de los Faustinos; tan perfecta y bien hecha, que parecería estar hecha por los “Romanos”. Abandonamos la senda y seguimos por una auténtica “calzada romana” para llegar “al centro de la ciudad de Jaén”; estamos en “Martinez Molina”, es el Cortijo Vallejo de los Pinos. Bordeamos ahora Las Castañetas (*); un par de cortijos perfectamente acondicionados, para encarar la siguiente de las escaleras serranas. La Escalera de las Huelgas o de la Fuente del Tejo. En lugar de seguir hacia la fuente, faldearemos la Lancha de las Tres Escaleras, que mira a las Castañetas, localizando otra “escalera natural” que nos llevará a la preciosa Escalera de las Escalera, frente al cortijo “nuevo” del Raso. Ascenderemos posteriormente por la Escalera del Raso, donde localizamos varios ejemplares de Arenaria tetraqueta otro endemismo de la alta montaña mediterránea (vegetal almohadillado, con pequeñas hojas superpuestas, imbricadas) Nos dejaremos caer a la Traviesa y por la ruinas del viejo cortijo del Raso entre antiguos bancales cruzaremos hasta el Collado del Pocico. Aquí, nos asomamos a esta última escalera, para descender unos metros, aunque el pariente, “propone”; aunque más bien “dispone”, de otro pequeño rodeo por el Zarzal y desde allí coger el precioso camino hacia el Cortijo de Lancha Benita. El sendero desde el Zarzal al cortijo es de una sorprendente belleza, sobre todo teniendo enfrente Las Arenas y Arenillas (a pesar del palizón que el pariente me dio en su día, casi las había olvidado). Una nueva colonia de narcisus longispathus, alegra este caminar. Llegamos al cortijo y una pequeña tapuela, para hacer un pequeño descanso, aún si probar bocado y remontar el cuestarrón de la Benita hasta el Puntal del Lazarillo. Desde esta ladera, la vista “del corazón de la Villas”, como bien nombra a esta soberbia visión, en palabras de Galenomam, es abrumadora!!! Al coronar Puerto Pino descendemos buscando la Nava del Rico, Majá-enrreá y su cueva será en otra ocasión!!! Ya de vuelta un montón de cortijos, cuyo nombre habrá que consultar en el libro-blog de cabecera “Coche de San Fernando” y en la pasá del Maguillo, un hermoso rebaño de vacas berrendas en colorao y negro y alguna morucha; un sensacional broche, para un inmenso día de caminar y disfrutar!! Aunque ya estamos pensando en la siguiente, para rehacer la ruta y añadir el Tranco del Acebo y la escalera de Poyollano, para completar la ruta de las Escaleras Villanas!! (*) Por introducir un elemento de reflexión e intentar aclarar otra “tontá” serrana. Tal vez el topónimo de las Castañetas provenga de la presencia de una planta denominada Castañuela o Juncia real. Debido a la ubicación del paraje; entre prados con arroyos, que se encharcan y los invaden varias especies de juncos; es muy común la juncia o castañuela. Es una especie de junco pequeño, cuya raíz o rizoma, además de ser muy rico en carbohidratos, tiene probados efectos carminativos, analgésicos y emenagogos. Los gansos (ánsares) nórdicos son mundialmente conocidos por invernar en Doñana, a comer rizomas de castañuela. Última edición por Juan José Frías Mora; 12-Apr-2017 a las 05:26 |
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