Excelente y exigente ruta diseñada por José Narváez, en compañía de Marcos, por el cauce del Río Salado o de Arbuniel y el Arroyo del Muerto. Es una zona poco conocida de Sierra Mágina. El caminar por el cauce de los arroyos resulta dificultoso debido a los desprendimientos de tierra y rocas, la abundante vegetación espinosa y la humedad y el barro de estos días, pueden hacer que se resbale en cualquier momento.
Como en las Bodas de Caná, Pepe había dejado el vino “bueno" para el final. Un extraordinario camino empedrado y reforzado que nos lleva al pueblo.
Comenzamos en la Ermita de Nuestra Señora de Arbuniel, para descender al Cortijo de los Barrancos y seguir hasta la junta de los dos ríos Salado y Arroyo del Muerto. Iremos remontando el Salado, cambiando de ribera continuamente hasta llegar al encuentro con la vía pecuaria denominada, Cordel del Salado. Abandonamos el cauce y tomamos la vía pecuaria, hasta el arroyo del Muerto, donde buscaremos la caída de una cascada, hoy seca; en un "
atribulado y martirizante" intento por lo intrincado de la vegetación espinosa. Volvemos al cauce hasta la frondosa ladera del Torcal con un hermoso bosque de encinas, donde se aprecian numerosos boliches fruto del carboneo que se ejerció en esta zona. El paraje del cortijo del Torcal es una belleza que merece la pena recorrerlo con detenimiento. Además de los boliches es una zona rocosa y húmeda por lo que esconde rincones de cuento.
Merece la pena también hacer la subida al Torcal y recorrer el pequeño calar de su cima. Además, en su extremo este existen dos grandes hundimientos de roca, a modo de callejones y que usados como antiguos corrales, esconden numerosas cavidades y cuevas.
Camino carretero entre el Torcal y Los Barrancos
Cortijo del Torcal, desde la cima
