entonces me descuelgo hacia la cañá del sabinar, por cierto de sabina negra, buscando cueva Talanquera, que tras dar alguna revuelta apareció. Es un abrigo orientado a la salida del sol y con una protección de piedras a modo de murete de corral
y dando con una de colonias de violeta de cazorla
otras, mas en umbría, sin abrir aún