El Almadén no es sólo un páramo frío, inhóspito y desabrido, que también, sino que tiene alicientes suficientes, en cada época del año (y sino que lo digan a Antonio). Había subido muchas veces al Almadén y la verdad, nunca me había fijado tan en detalle, como hasta ahora, guiado por los artículos del
pegalajeño, López Cordero. Los pozos en este monte, se sitúan muy cercanos a la cima. En esta zona los pozos de nieve están muy deteriorados, apreciándose, a veces, simples depresiones del terreno. Lo que sí facilita mucho su visita es la existencia de un carril que te sube hasta la cumbre, donde hay numerosas construcciones y antenas de comunicación. Desde Mancha Real, los primeros 10 km están asfaltados y se sube con mucha facilidad y rapidez, con cualquier vehículo; el resto, hasta 24, son de carril en mal estado, por lo que es necesario un todoterreno. Además, hay que cruzar varios pasos “
canadienses” elevados, que si permiten el paso a vehículos, pero que al tener un foso, evita el paso al ganado y a los grandes herbívoros silvestres.
Usando vehículo permite una buena excursión familiar, pues hay un pozo, a pie de carril, restaurado por voluntarios de Pegalajar (está en su término municipal). Esto es un atractivo y facilita la comprensión de cómo eran estas estructuras. Además de visitar los distintos pozos, la cima es una atalaya perfecta para contemplar Sierra Mágina, desde este privilegiado balcón.
En vehículo y desde Mancha Real son cuatro horas visitando todos los pozos y disfrutando del precioso paisaje de Sierra Mágina.
Al pasar la finca de La Mesa, hay una bifurcación que desciende a Torres y la otra sube al Almadén, cruzando Cabeza Prieta, por un precioso monte de encinas. Llegaremos a la Piedra de la Majá, donde el carril traza una curva muy pronunciada en sentido izquierda y que se encuentra reforzada por bloques de construcción y tela metálica.
Desde aquí, el carril traza curvas muy pronunciadas, y en la siguiente desde la Piedra de la Majá, se localizan dos pozos contiguos, que se aprecian mejor al rebasar la curva, desde encima. Estamos en el término municipal de Torres. En la siguiente tonga del camino y al mismo pie, localizamos un pozo restaurado, con una barandilla. Junto a él hay dos mas; uno muy grande unos metros antes y otro, mas alto, justo encima del restaurado. Estamos en el término de Pegalajar.
Cambiando de vertiente y tras rebasar la siguiente curva pronunciada y en una suave hondonada, donde el carril llanea por su borde exterior, se localizan 7 u 8 pozos. Unos mas visibles, otros menos palpables. Además en la ladera oeste donde se localizan un agrupamiento de 5-6 pozos hay algunos con hormas de piedra y otros que, se ha deteriorado aún más, por el trazado del carril, hasta la cima. De nuevo estamos en Torres.
Como un atractivo más, durante toda la subida hasta la cima, hay muy buenas vistas y diferentes perspectivas de Los Poyos del Tabaco.
Para ver el último grupo de pozos hay que llegar casi a la cima. Justo en las primeras edificaciones de la cima y siguiendo la cresta descendente del Almadén Bajo, en sentido oeste y poco antes del vértice geodésico, comienza un suave barranco que posteriormente dará lugar al Arroyo del Chinal y en cuya cabecera se localizan varios pozos. Ahora estamos en Cambil. Junto a estos últimos pozos, quedan las ruinas de una choza de piedra. Este paraje se llama Corazón de Bornos.
Aunque repetiré, esta foto, es indicativa de la suavidad de esta ruta "familiar"
