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Poyo del Arco desde Barranco Moro
"Sierra Mágina es esquiva, difícil, cruel y despiadada con sus visitantes; espartana y agria en sus paisajes; hosca y deforme en su insólita belleza. Tan sobria, tan ácida y desalmada, que atrae con una inusitada fuerza"
“Áspera, dura y exigente; jamás defrauda la indómita Mágina” Ésta, es una ruta muy peligrosa, muy arriesgada y muy expuesta durante todo el recorrido. Solo es apta para personas muy experimentadas, con elevado de conocimiento sobre la montaña y de un extraordinario nivel físico y mental. Hay que pasos en los que la concentración debe ser máxima y tener la mente muy fría; calculando y midiendo, al milímetro, cada uno de nuestros pasos. La ruta puede iniciarse en Mancha Real, tomado la vía pecuaria del Barranco de los Morelguillos, hasta la vereda de Mojón Blanco y proseguir por la vereda de la fuente del Tío Ratón, hasta el cortijo del vivero. Aquí se inicia el trazado mucho más exigente, con elevadísimas pendientes, trepadas casi verticales y pasos sobre temibles cortados, que no permiten error alguno en nuestro caminar. Cada paso que demos debemos estar sujetos con mucha firmeza, estando bien afianzados con ambas manos y ambos pies; con suficiente solidez y estabilidad, antes de iniciar el siguiente movimiento. No debemos escatimar precaución alguna!!!!. Tomaremos la perdida senda (hoy prácticamente inexistente) que asciende a los Poyos del Tabaco (extremadamente peligrosa y con cartel al inicio, avisando del elevadísimo riesgo). Al llegar al primero de los tres Poyos que conforman esta arriesgada ruta, al Poyo del Arco, observaremos en la cima del mismo, un arco de piedra que le da nombre. Frente a nosotros una espectacular pared vertical y en su cima el arco de piedra. Ascenderemos a la base, para introducirnos en una profunda grieta que queda a la derecha del arco. Nos servirán de referencia dos soberbios tejos, que quedan bajo el mismo. En la grieta comienza una muy exigente trepada-escalada, que nos conduce a la base del propio arco. Una vez aquí, tomaremos aire, respiremos profundo; nos volveremos a mirar la grandiosa e “insuperable” pared, que ya hemos conquistado y la deliciosa vista de las cabecera de Bercho y de la Mesa, junto al denso encinar del Entredicho, que queda bajo nuestros pies. Si llegar hasta aquí es un reto, el auténtico desafío es ahora!!!!. Estando bajo el soberbio arco de piedra, supone una auténtica provocación, por parte de la montaña, que nos invita, nos incita y nos suplica que culminemos este enfrentamiento hombre-montaña; conociendo de antemano, la supremacía de ésta. Existe un pequeño balconcillo, que cae a plomo sobre la pared ya sometida. Desde el mismo, atacamos por la columna derecha, que sujeta el arco, con una perpendicularidad, casi perfecta!!!, aunque con buenos apoyos para manos y pies. Este fortín pétreo requiere una dedicación absoluta por parte de nuestros sentidos; no cabe la opción de un despiste, un error. De lo contrario; no hay margen para rectificar; una equivocación es fatídica!!!! El sentarse bajo el arco, en una fresca covacha que forma un pequeño circo, compensa, con creces!!, el superar este auténtico “cuerpo a cuerpo” con la montaña; es un sentimiento tan profundo y tan auténtico de satisfacción, de gozo y de placer que reconforta la enorme exposición de tal reto. Tras unos minutos de reposo y de recomponer cuerpo y espíritu, debemos escapar de estas fauces, que nos atrapan como cantos de sirena y que nos impiden la huida!!!!. La escapada podemos hacerla, bien por donde hemos ascendido (difícil el ascenso; mucho mas el descenso), por eso optamos por salir por encima. Cuando ya crees que la descarga de adrenalina y la excitación no puede ser superada; erramos. El arsenal hormonal, vuelve a reactivarse, cual volcán en erupción; el paso de salida supera con creces, lo anteriormente vivido. Una pared de roca con suaves salientes y una caída a plomo con varias decenas de metros de caída libre, provocará que la concentración y la seguridad de agarre en cada pisada, en cada resalte y pequeña prominencia eleven los cinco sentidos a máximo nivel. En estas situaciones, aunque con el corazón ardiente, la cabeza debe estar gélida, impertérrita, libre de cualquier otro pensamiento u objetivo, que no sea afianzar con seguridad y solidez nuestras extremidades. Se doblan, se adaptan, se ajustan a la roca, adecuando cada uno de nuestros músculos al relieve salvador de la impávida piedra. Tras este paso capital, nos queda proclamar nuestra victoria encaramándonos al arco. Como es de suponer, no es un juego de niños, subirse al cenit de esta singular bóveda. Para finalizar esta verdadera aventura, escapamos por un laberinto de pequeños cintos inconclusos, obligándonos a un divertido (ahora sí) subeybaja, que tampoco anda exento de su ración de riesgo, terminando en una gran rastra que conforma el nacimiento del Barranco del Moro, descendiendo hasta el comienzo del mismo. Por satisfactorio que puede ser una ruta de estas características (que lo es!!!), insisto en extremar las precauciones en este tipo de terrenos y afrontarlos con un gran conocimiento del paraje, además de poseer una extraordinaria forma física y mental y contar con una gran seguridad en sí mismo. Destacar la presencia de numerosos endemismos y plantas raras; Además de la perdiguera y rompepiedras, localizamos en flor uno de los Erodium (relojicos). Pertenece a un grupo taxonómico muy complejo y similar, donde además se producen interrelaciones entre las especies y subespecies, es este caso el Erodium daucoides-cazorlanum; todos se presentan de forma escasa y en hábitat muy concretos y singulares. De hecho se incluyen en los catálogos o libros Rojos de especies amenazadas (Listado de Plantas Endémicas, raras o amenazadas de España, Lista Roja de la Flora Vascular Española y Lista Roja de la Flora Vascular de Andalucía) Destacar el precioso y aromático Teucrium webbianum, Oraván o Tomillo estrellado. Es un endemismo de las sierras béticas y crece extraplomo, sobre estas paredes. De carácter muy montano y sobre rastras el Ligusticum lucidum, Ajonjolí bastardo. Planta tóxica y nutricia de la maravillosa Papilio machaon o Mariposa Rey), se encuentra abundante en estas zonas tan expuestas y recuerda, a simple vista, a su prima, la Rivasmatinerzia cazorlana, ambas Umbelíferas de porte y aspecto semejante. En esta rastras, junto al Ligusticum aparece el vistoso Senecio adonifolius. Muchas gracias a Agustín García Martinez por su rapidez en la identificación de tan bonitas especies!!!! |
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Sensacional
Solo unos cuantos osados se adentran en tan peligosa campaña.
Enhorabuena ¡¡ vaya descripción y fotos¡¡ Nos vemos en otra más llana.
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La mejor forma de subir a la montaña es hacerlo con la mejor compañía. |
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