Día "redondo" con una excelente ruta, lógicamente aliñada con "un poquito de sal", nieve en cantidad y una penitencia, "como Dios manda", en extraordinaria compañía y participar así, con la comida de Año Nuevo del Club Deportivo La Pandera
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Añadir el inmenso placer de la primera gran nevada en Mágina, tras un otoño tan seco. La pared rocosa del covarrón del Canto de la Ventana, hizo necesaria y acertada la colocación de un cordaje de apoyo para el descenso de la misma y que con muy buen criterio recomendó nuestro estimado Antonio, del Club ClubDeportivo La Pandera. Afortunadamente, siempre existe una persona con buen juicio, que calma "los atisbos de motín", que pueden barruntarse en este tipo de rutas. Un "buen pastor", para este peculiar "rebaño de cabras".
Este otoño tan suave ha propiciado el poder contemplar, a estas alturas del año, dos sobresalientes endemismos, en flor. Ambos citados por nuestro admirado José Cuatrecases, como "de especial interés" en Sierra Mágina; la Sarcocapnos baeticus y la Campanulla mollis., que Emilio Arjonilla Caño, fotografió de forma magistral. Además de otra gran colonia de Ruscus aculeatus, un extraordinario tónico estimulante de la circulación y que en la actualidad es el componente primordial de muchas pomadas y ungüentos comerciales de farmacia.
La "penitencia" fue excepcional, en el Cortijo de Bornos y "sin prisas"
La ruta:
Comenzamos en el centro de información de Sierra Mágina subiendo desde el Peralejo hacia el Canto de la Ventana, haciendo una parada en el covarrón que preside el Canto. Desde aquí una copiosa y abundante nevada, nos acompañó durante todo el recorrido. La visita al Canto de la Ventana y la pequeña subida al balcón que se asoma a Mata Begid, fue la "sal" de la excursión.
Tras ésta, tomamos la Cañá de los Garcías hasta entroncar con el sendero del Hoyo de los Nevazos; que hoy, hizo honor a su nombre. Llegamos al cortijo de Llano Vaquero, descendiendo por el camino de la umbría, aprovechando el trazado de una antigua acequia. Ésta, conducía el agua al manantial de Mata Begid, aumentando el caudal que alimentaba su central hidroeléctrica. Finalizamos junto al propio nacimiento, "reconfortándonos y entrando en calor" en el cortijo de Bornos.
Además de las fotos mías, hay otras de mayor calidad, que pertenecen a Antonio Vázquez y Emilio Arjonilla.