Este pasado Lunes Santo, mi pariente y amigo, Pepe Cabrera y un servidor, íbamos a realizar una rutilla de senderismo familiar, que tornó a casi barranquismo.
A lo que vamos, una pareja nupcial de
Bufo bufo.
Quien fuera sapo!!!. La hembra grande, hermosa, corpulenta, que lleva a cuestas al macho!!!, para copular.
Con esta incipiente primavera, los machos cantan al anochecer y atraen a las hembras. La hembra elige, el que más le conviene (al igual que sucede en la mayoría de las especies). Lo monta sobre su espalda, llevándolo a un recóndito lugar, muy húmedo donde copulan varios días. Luego cada uno por su sitio, y si te ví no me acuerdo.
La hembra pondrá hasta 10.000 huevos, que eclosionan a los pocos días, alimentándose los pequeños renacuajos de algas y larvas de insectos (moscas y mosquitos especialmente). Sólo el 1% sobrevive pues son predados por multitud de animales.
Cuando pasan la fase de renacuajos, su piel fabrica sustancias irritantes, que le protejerán, pues al morder, por ejemplo un zorro, se le llenará la boca de un desagradble escozor; pero es que si se lo traga, las toxinas de la piel del batracio pueden povocale graves transtonos nerviosos y circulatorios, que pueden llegar a matarlo, si su estado no es de plena fortaleza.
En personas, no afectan estas toxinas pues no tiene la suficiente potencia para atravesar la capa córnea de la piel, aunque si pueden provocar escozor e irritación, si después de manipularlos, nos tocamos los ojos o la boca.
Lo mejor fotos, muchas y dejarlos en paz!!.
