Encontramos una larva de salamandra, en la interfase, donde aún mantiene las branquias fuera de su cuerpo, para respirar en el interior del agua, aunque con los 5 cm que tenía, ya puede respirar con pulmones y por la piel, al aire libre.
En esta buena foto del Caminante, se pueden apreciar las branquias externas, justo detrás de la cabeza, a la altura de las patas delanteras.
Al cogerla, apreciamos que estaba deglutiendo una gran larva de insecto, que no le cabía en el cuerpo. Estos anfibios, muy voraces, tragan la comida y si no les cabe entera, comienzan la digestión de la parte que está dentro de su aparato digestivo, para así poder tragarla entera. Esto puede llevarles varios días, pues es una pesada digestión. Al igual que hacen las serpientes.
Un poco agobiado por los flases, vomitó su presa, que era tan grande, como la propia salamandra. Con esta presa tan grande, tendría
serios problemas para respirar,
