El tamaño no le importa y si se siente acorralado se enfrenta, en posición de ataque con la boca abierta en una postura desafiante, tal y como haríamos nosotros al ser atacados.
Lo habitual es que pase inadvertido, corra a esconderse o suba a los árboles
Las fotos son de Antonio Martinez (¡¡gracias!!)