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pepecabrera pepecabrera está desconectado
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Predeterminado Charco Azul:De P.Gorda a P.Gorda por Arrieros-Cagadero-P.Moro-S.María-Parra-Charc Azu


¡Pariente, no queda "na" hasta que amanezca.!

Ahí está, pariente, el Charco Azul.


163ª RUTA : 26-07-2013 : PUENTE DE LA GORDA-JESÚS DEL MONTE-FUENTE AVELLANOS-ARRIEROS-VALLEJO DE LA ZORRA-CRESTEO POR LA LANCHA DEL CAGADERO-CAGADERO-CRESTEO AL PUERTO DEL MORO-SENDA POR DEBAJO DE LA LANCHA AL COLLADO DEL PINO DEL RESIEGO DEL VALLEJO DE LA ZORRA-SUBIDA Y CRESTEO HASTA LA CASETA DEL MORRON DE SANTA MARÍA-C.F.LA PARRA-SOTILLO DE LA PARRA-MOLINO LA PARRA-MAJÁ LAS VACAS-REGRESO AL AGUASCEBAS-CHARCO AZUL-CARRIL EN BARDAZOSO PARA LAS CHAPAS Y LATOBA DE ABAJO-PUENTE DE LA GORDA.

SE VE: LANCHA DE LA CIGARRA-UMBRÍA DE LAS HERRADURAS-ARROYO AGUASCEBAS DE GIL COBO-LAS ALBARIZAS



Cuatro y cuarto de la mañana, pitido de mensaje en el móvil, de Ángel :
- Pepe, ataque de gota y no puedo ir de ruta.
Hablamos:
No te preocupes. ¡Cúrate!

Sólo dos cosas podíamos hacer, volver a la cama o ... lo más fácil, tirar “p´alante” pues ya han pasado nada más y nada menos que cinco días sin pisar la sierra, y eso puede dar lugar al abandono de las buenas costumbres, creando deterioro, y antes de que eso pueda ocurrir, pues “este me armó de valor” y hacia el Puente la Gorda para dejar el coche, pues son las 05:50 y no amanece hasta pasadas las 06:30, y me dice éste que hacemos hora andando para que se vea cuando lleguemos a los Arrieros, lo cual acepto, aunque algo extrañado.

Extraño, pues no es demasiado, como corresponde, el frescor de la Cañá, lo que me da en la nariz que el día va a ser de aúpa, como así ocurrió, pero ya que estamos lanzados, pues “p´alante”.

Gusto da pasear por esta Cañá con esa media luna de menguante que dibuja los perfiles de las Lanchas de las Agraceas y del Cagadero y que se unen a Las Correderas para formar otra media luna de bonita sierra villana, de paredes que invitan a trajinar, aunque ya se haya transitado por ellas, pues recompensa el esfuerzo, para desde esas crestas mirar para atrás a Carrales, al Caballo, y entre otros, al Blanquillo, con todo lo que guardan dentro, y qué decir de los extensos campos de olivares en tierras rojas que no desmerecen en belleza, en tranquilidad de mirada al lejano horizonte.

Tranquilo de más vamos tomando Los Arrieros, dando a diestra y siestra certeros golpes a las que tan persistentemente quieren cerrar el paso por este angosto pasillo que sube hasta los prados de Cortijo Caído, y que en el amanecer, en esa luz especial que dan esas horas, y que son un relajo, que convierten en serenidad, en tranquilidad de ánimo, y que al igual que en las Lanchas, invitan a sentarte, a dejar de andar, a reposar la mirada para llenarnos de imágenes que siempre permanecerán grabadas.

El Vallejo de la Zorra nos lleva a lo más alto, pero desde el primer collado, donde el pino del resiego, obervo la posibilidad de dirigir nuestros pasos al Puerto del Moro, para luego crestear hasta la caseta del Morrón de Santa María, uno de los fines de esta ruta; inicio la entrada, pero ... desistimos pues no está claro, aunque antes me asomo y vemos una posible bajada al carril, ... pero eso será en otra ocasión.
Continuamos la ascensión, y unos cuarenta metros antes de llegar a coronar, me vuelve a llamar la atención una veredilla que sale a la izquierda, y que tomamos y nos sorpende al andar por esta cara tan cómoda y que trastoca la idea de iniciar el cresteo a Santa María, pero bueno, lo que antes decía, no se pierde el tiempo cresteando hasta el Cagadero y de allí al Puerto del Moro, para una vez allí tomar la senda que discurre por debajo de la Lancha y en llegando al colladillo decidimos no bajar y hacer la media luna, sin perder altura, cogiendo veredillas de animales, para alcanzar el collado del pino del resiego del Vallejo de la Zorra y coronar, ahora sí, y crestear hasta la caseta, pero aconsejo hacer el cresteo para abajo, porque “p´arriba tiene más de un suspiro esa cresta”.

Allí está vigilando el paisano José con el que departo un ratillo de asueto contemplando, algo decepcionadillo, lo que la vez anterior me llevé para siempre, una de las imágenes que más me han impactado del Parque, como ya comenté.

Otra vez me la ha vuelto a jugar la luz, el Sol está alto, y es que la sierra hay que verla en sus sombras, en los amaneceres, en sus atardeceres, cuando las luces perfilan los contrastes; con esas condiciones tengo que volver a esta Santa María y poder volver a sentir la grandeza de estas sierras.

Refresco la memoria con el vigilante José las indicaciones que un paisano, amigo de Antonio, me dio en la Bolera, sobre cómo llegar al Lago Azul, o más bien al Charco Azul; idea que llevo rondando desde que supe de estas indicaciones y que hoy ha tocado, como se suele decir.

- Pariente, y cómo se llega hasta allí.
- Mira, seguí las indicaciones que me dieron al pie de la letra, aunque tengo que decir que hay cuatro formas de acceder al Charco.

Atiende a la Primera:

Antes de llegar al Ojuelo se toma para la C.F. de la Parra y que enlaza con una pista que sale a pocas decenas de metros de la carretera de Las Villas, con la barrera que hay junto al cortijo caído que se encuentra cerca del arroyo que nos acompaña y que viene del Ojuelo; la pista lo cruza por un puente y lo sigue hermanado hasta el coqueto, remozado y no serrano Cortijo Sotillo de la Parra, para antes cruzar a la orilla izquierda y bajando por “esa bajada” de la izquierda del arroyo acceder a unas cuevas-rediles que se encuentran en la base del cortijo.
Bajé, más o menos recto, hasta el Aguascebas, aunque creo que a partir de la segunda cueva debe seguir la sendilla por la izquierda, hacia el arroyo, pero cerrada estaba y opté por bajar por la crestilla rocosa.
Cerca de la orilla me llega la alegría, una senda, con todas las letras, me hace tomar río arriba para saber desde dónde parte.
La sigo y una pista la corta, pongo hito y continúo hasta un cortijo río arriba, junto a unos prados, intuyendo que podría llegar hasta cerca del Peinero, tomo el curso alto del río que queda interrumpido por una cerrada total, con una poza de agua difícil de pasar sin quitarse la ropa, por lo que tomo el regreso a donde dejé el hito, la senda, y continúo por la pista, en lugar de volver a la senda, pues estaba claro que esa pista, o jorro, tendría que ...

Segunda : ... partir de la carretera asfaltada, la de Las Villas.
Algo más de un Km, estimo, tengo que subir para poner dos hitos que identifiquen el acceso y que estará como a menos de dos Km del Peinero, según he visto en el Alpina.

Vuelvo sobre mis pasos y retomo la senda que paralela al Aguascebas me introduce hasta encontrar un hito que analizo y está para indicar, creo, que hay que dejar la ribera del río para tomar una veredilla por encima y que no hay que dejar hasta que conviene bajarse y encontrar otro hito que no supe valorar su significado, pues pensé que sería para reafirmar la dirección, pero tras “el calvario que pasé”, ya que bajè por las piedras del río mientras pude y me ví obligado a ascender por una pendiente “toooo enmatojaaaa, con zarzas, romeros, y lo peor, la abundate zarzaparrilla que no hay quien la rompa a bastonazos.
El esfuerzo es grande, desisto, pero tengo que volver a intentarlo para llegar a lo alto y ver que el esfuerzo no ha servido para nada, pues me encuentro con una tremenda pared de caída, por lo que tras estudiar la ladera izquierda, considero que tengo que regresar y cruzar “por donde pueda” el río.
Más zarzas y más zarzaparrilla, y un buen pecho me encuentro, pero era lo correcto pues a unos treinta metros me encuentro la clara senda, y ello me lleva a pensar en el posible significado del segundo hito y a querer recordar que me indicaron que había que cambiarse a la otra orilla.

Otro ánimo me acompaña ahora, pues la senda invita a ser optimista, pero también es verdad que en más de una ocasión pensé que el Charco me lo podía haber pasado, cuando en realidad estaba bajo mis pies de donde me encaramé, y por el río a menos de cincuenta metros de la cascada que muere en el Charco y que encuentro tras reponer líquido en una pocica que hay antes de la entrada y en donde puse un hito.

Reacio soy, en estas edades en que peino canas, a bañarme, pero a lo bonito del lugar se le añadió el “gran día” que estaba haciendo y cercanas las cinco me doy un pequeño baño en las muy frescas aguas que me rebajaron, considerablemente, el cansancio que me acompañaba y que me ayudarían también a “soportar” la que se me avecinaba.

Que a qué me refiero, pues muy sencillo, hasta ahora no había tenido problemas con este, pero me convenció para que en lugar de subirnos ...

Última edición por pepecabrera; 29-Jul-2013 a las 14:55
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