Finalmente descendemos a la carretera donde encontramos el Vítor de Carlos III, elemento erigido en 1784 como conmemoración de la reforma y acondicionamiento del camino que conduce a Otíñar desde Jaén. La base es de sillares calizos que se remata con una cartela con la inscripción "REINANDO CARLOS III PADRE DE SUS PUEBLOS AÑO 1784". La estructura se remata con el escudo real de los Borbones entre volutas.
En el camino de vuelta por la carretera, a nuestros pies está el río Quiebrajano encajonado en una "cerrá", que merece la pena patear en verano. Estas paredes contienen tambien abrigos con pinturas rupestres.
Y esto es todo lo que dio de sí un día mágico en el que terminamos con las pilas cargadas, no sé si por las corrientes telúricas o por haber podido disfrutar de un bello día en un escenario paisajístico de gran valor.
(Gracias a Wikipedia por dejarme copiar la información sobre los conjuntos de pinturas rupestres y líneas telúricas. ¿Qué sería de nosotros sin los WIKIS: Wikipedia, Wikiloc, Wikileak...)