La verdad es que hoy todo ha acompañado; un extraordinario día, una excelente compañía y una ruta disfrutona, con el aliciente de un pizca de sal, con alguna variación, respecto a lo previsto y a la vista del buen ritmo y la animación de los compañeros de ruta, incluso el trakc, ha salido bonito!!, una hermosa circular, que semeja, una preciosa seta!!!
El tiempo de ruta, sí ha coincidido con nueve horas de camino, con buenas sendas, salvo algún pechete, al inicio
y la bajada por el canutillo de los Collaillos, donde hubo un buen paso, antaño, y hoy se ha convertido en una senda, cubierta de monte, aunque mantenida por el paso de las ovejas.
Comenzamos, un nutrido grupo de amigos (yo he contado 21), porque seguro me olvido de alguno, en el Centro de información de Sierra Mágina, ubicado en el Peralejo, en la carretera entre los municipios de Cambil y Huelma, donde toma la senda que nos lleva a la cueva de la Solana con reproducciones de pinturas rupestres y lugar donde el bandolero o maquis, Chaparro y su banda, ocultaban las ovejas y cabras que robaban y que no podían llevarse en el momento.
Las reproducciones son copias fidedignas, de pinturas rupestres del entorno de Otíñar, como la Cueva de los Soles, aunque también de otras ubicaciones, como el ciervo a la carrera de Aldequemada e incluso bisontes de Altamira. Es una excelente idea para iniciar en el conocimiento del arte rupestre a niños y profanos en la materia.
Tras la cueva, pasamos junto al Tranco de la Majá del Carnero y tras cruzarla, avanzamos hacia otra preciosa majada, la Majá de la Umbría o del Rincón; ésta mayor y con árboles de gran porte. Por su zona alta alcanzamos la senda que nos guía a la Vereda Alta, que cruza la Umbría del Castillejo. Es una senda perdida, cubierta de monte bajo y encinar. Atravesaremos dos “pelotares”. Un “pelotar” es otro de esos conceptos serranos, algo difusos de entender. Es una zona despejada de monte que se ha cultivado antaño o no, más pequeña que una majada y que está siendo, de nuevo colonizada por la vegetación. Así y cruzando un cortafuegos, recientemente desbrozado llegamos a la altura del Castillejo.
En esta zona visitaremos Cueva Tocinos. Este covarrón era usado para tirar los cerdos muertos de las cercanas porquerizas de D. Román. Éste, traía a sus cerdos “negros” desde otra de sus fincas, Mata Román, en Hornachuelos (hoy parte integrante del Parque Natural de igual nombre), para cebarlos con bellota.
Tras esta segunda cueva, teníamos previsto descender por el camino de la acequia, hasta el Castillejo. Antigua fortaleza, vivienda y recinto ganadero; hoy, decrépitas ruinas que se hundirán con la indolente mirada de nuestra, apática Administración Pública.
Pero una “tirada” de zorzales, hizo que diésemos un poco mas de vuelta, para evitar los disparos de los cazadores.
En las Porquerizas tomamos la antigua senda, que subía hacia Los Prados, pero que nosotros descendemos, para llegar a la Boca del Espinar. Es una antigua zona de cultivo, junto al cauce del Arroyo de los Prados. Cruzamos estas “antiguas labores”, para tomar la senda, muy perdida, que nos llevó al Cortijo de la Boca del Cañaón. Y al cortijo del guarda.
Desde aquí, por el llamado camino del Valle del Infierno, llegamos al Cortijo de las Hoyas, entrando en una zona muy fresca, con abundante vegetación y mucho contrate cromático
Siguiendo la vereda, tras cruzar, de nuevo, el arroyo del Peralejo, vamos a las ruinas del Cortijo de los Prados y su fuente. Desde aquí, a la fuente de la Puta, donde echamos un trago y repusimos fuerzas, un poco mermadas.
Desde la fuente, ascenderemos hasta la Escaleruela, para llegar a los Corrales de Piedra, en la cima del Cerdón. Desde los corrales, descendemos por la Cañá del Contadero, hasta el paso de piedra que servía para el recuento de animales en los cambios de los rebaños de verano e invierno.
Bajamos después hasta una pista y al Llano Vaquero, donde vímos la botella que contiene la historia del guarda de la finca, Juan “Capullo”.
Anuque lo previsto era el Hoyo de los Nevazos, aunque viendo la buena disposición de los acompañantes, descendimos por la Cañada de los Cornicabrales (u Hoyo de los Nevazos de abajo) para ver un boliche de carbón en excelente estado y seguir por esta cañada hasta Los Collaillos. Esta zona cuenta con varios boliches contiguos, aunque la vereda se encuentra cubierta de monte y el tranco final, muy, muy deteriorado, aunque hay que reconocer que ha sido “la sal de la excursión”.
Finalizamos con una sola penitencia en Cambil y el resto en Huelma.
Sobresaliente ruta, sobresaliente día y sobresalientes compañeros!!!!
Este es el track, elaborado por mi estimado paisano Agustín García
Los primeros rayos, sobre el Canto de la ventana, daban este color tan increíble!!! Auténtica profecía del que iba a ser un extraordinario y espectacular, día de ruta!!!
Paso por el tranco-canuto de los Collaillos; que con toda seguridad, todos recordaremos con cariño
