El Castillo de Segura
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El Castillo de Segura La fortaleza de Segura de la Sierra fue el eje de una de las entidades territoriales y
jurisdiccionales más importantes de Castilla en el transcurso de los siglos XIII al XV.
Cuando hablamos de un territorio de frontera lo hacemos en un doble sentido: espacial y temporal. Por un lado, la delimitación geográfica natural que marca el paisaje; por otro, durante el siglo XV se produce el tránsito entre la
Edad Media y la Edad Moderna, fractura que ocasionó cambios de mentalidad de gran calado en la constitución de la sociedad.
Pero también es una frontera cultural, ya que en este territorio tienen lugar el encuentro y la separación entre las culturas musulmana y cristiana.
El valor patrimonial que reúne el Castillo de Segura y su villa, declarados Paisaje Pintoresco y Conjunto Histórico-Artístico, ha exigido una actuación enfocada hacia dos vertientes fundamentales:
dar a conocer a los habitantes de la comarca de Segura la riqueza que su historia alberga, y ofrecer al visitante la posibilidad de sorprenderse al descubrir un mundo de tanta variedad y contraste.
A lo largo de la historia, el castillo de Segura de la Sierra ha sufrido diversos procesos de abandono y desconsideración. Fue en los años 60 cuando tuvo lugar una restauración que, con mayor o menor fortuna, nos
ha permitido la habilitación de este edificio histórico como espacio público. A finales del siglo XX y principios del XXI sufrió otro proceso
de adecuación que, igualmente, con mayor o menor acierto, nos ha llevado a reflexionar sobre la intervención museográfica. Y la conclusión es
que las actuaciones en los edificios históricos deben llevar implícito un alto grado de sensibilidad a la hora de actuar sobre ellos.
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Torre de Entrada
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La entrada principal del castillo es una torre cuya estructura, en forma de codo, está documentada en el siglo XI,
procedente del norte de África.
Esta táctica tenía un alto valor defensivo, ya que, en realidad, son dos puertas a rebasar por el enemigo. En el siglo XV, en esta puerta, había una especie
de casa con entresuelo de buenas maderas, vigas y piedras con una cámara encima que servía de cocina y dormitorio.
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Patio de Armas
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Gracias a las descripciones minuciosas contenidas en los Libros de Visitas de la Orden de Santiago conocemos cómo eran las
instalaciones del Castillo a finales de la Edad Media. Esta información nos ha servido para recrear e interpretar el lugar, no para reproducirlo con exactitud.
Sabemos, entre otras cosas, que el Patio de Armas albergaba bastantes dependencias de uso a modo de soportales, muchas veces con entresuelo, colgadizos fabricados en cal y canto, madera y teja. Los tejados de estas construcciones apuntaban hacia un aljibe, situado en el centro de la fortaleza, donde se recogía el agua de lluvia.
Así por ejemplo encontraríamos, a mano derecha de la entrada, una sala portal grande, donde se guardaban escudos y lanzas de mano. Se describe una tahona y un horno en activo, donde se molía trigo y se hacía pan: "Está en dicho portal una muela de moler e una tinaja de coger agua del algibe e una grande hacina de lenna". En otra dependencia "había dos tinajas con harina cubierta de teja e madera e su puerta buena y su candado".
Se hace referencia a una fragua, destrozada en el momento de la visita.
Lo que llamamos Adarve, el pasillo elevado que da la vuelta al patio y desde donde se hacía la vigilancia, estaba todo cubierto con madera y teja a dos aguas y en cada torre existían cámaras, una de ellas para "dormir velas", y todas construidas de cal y canto. Lo que no faltaba eran pilas de leña por todas partes para combatir los fríos de los arduos inviernos y para poner en funcionamiento cocinas, hornos, braseros, fragua, etc..
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Baños
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En plena Edad Media, siguiendo costumbres de higiene contrarias a la de la España cristiana, los musulmanes contaban
con una importante red de baños públicos. Una nutrida colección de tratados andalusíes describen con todo tipo de detalles sus hábitos de higiene y sobre la moda.
Entre estos cabe citar el uso de pastas dentífricas, cremas depilatorias, aceites y espumas aromáticas con esencias de almizcle, jazmín o violeta.
A diferencia de los romanos, los baños árabes eran esencialmente de vapor. A parte de la labor higiénica que desarrollaban, cumplían también una función social, ya que servían de punto de encuentro.
La existencia de un baño en el Castillo durante la fase islámica nos indica que la construcción estaba adaptada como residencia de un importante señor. Así lo demuestran los restos de ricos adornos encontrados en la excavación realizada por la Universidad de Jaén. Su trabajo nos ha servido para recrear un espacio muy complicado de definir con exactitud, dado el deterioro de los años y las intervenciones sufridas.
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Torre del Homenaje
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La Torre del Homenaje es un edificio de gran envergadura que tenía una función altamente defensiva y otra de tipo simbólico. La fábrica es de
mampostería, exceptuados arcos de puertas y ventanas de medio punto, que son de ladrillo, material con el que se hicieron los arcos y las bóvedas del
interior. La torre, de 18,43 metros de altura, tiene tres plantas más la terraza. La inferior con dos naves paralelas - 10,37 por 3,50 metros - comunicadas
por un arco sencillo del muro medianero; se cubren las dos con bóvedas de medio cañón de ladrillo. No consta la presencia de saeteras. El grueso del muro
es de 2,19 metros. Al exterior la planta mide 12,21 por 13,50 metros.
PLANTA BAJA
En esta planta hay dos salas. En la primera hemos querido dar a conocer la descripción que se recoge en algunos textos de los Libros de visitas de la Orden de Santiago durante el siglo XV.
Los visitantes se encuentran, además, en uno de los extremos de esta primera sala, con una maqueta del castillo a gran tamaño; y en el otro extremo, con un caballero que les sirve de modelo para posar y llevarse un recuerdo fotográfico.
En la sala interior accedemos a la Máquina del Tiempo, un invento muy sofisticado que nos permite regresar al pasado y conocer, participando, los diferentes períodos históricos, desde el Paleolítico hasta el Imperio Romano.
PRIMERA PLANTA
La primera planta alberga ambientes, a modo de escenarios medievales, que representan algunos aspectos de la vida cotidiana, que pueden servir para dar una idea de cómo estaba estructurada la sociedad, si bien es imprescindible la lectura de los textos para hacerla más completa.
Hemos tratado, de una manera sucinta, de exponer algunas diferencias, similitudes e intercambios entre las culturas musulmana y cristiana. Los textos siguientes son los que aparecen en los libros que acompañan a cada una de las escenas.
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Capilla
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La Orden de Santiago era una institución religiosa cuyos integrantes se ocupaban también de asuntos bélicos,
económicos y administrativos.Al ser religiosos, como hemos dicho, una capilla era un edificio obligatorio.
La forma que tiene esta Capilla es la original, aunque sufrió una fuerte restauración en los años 60 del siglo pasado. Está orientada hacia oriente.
Es de nave única, rectangular, con ábside semicircular. La pared interior está decorada con lóbulos mediante adosamiento de ladrillo.
El ábside y el tipo de cubierta, que debió ser de madera, son elementos distintivos para considerar su construcción como mudéjar y fechar el
edificio en el siglo XIII.
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Aljibe
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Ya hemos dicho que la ubicación física del castillo hacía prácticamente inexpugnable su toma mediante
las técnicas de asalto medieval. Por ese
motivo, el sitio, y la subsiguiente capitulación por hambre y sed, se convertía en la estrategia principal de las fuerzas atacantes a la hora de tomar
la fortaleza. En ese contexto, los aljibes, destinados a recoger y almacenar agua de lluvia, se convertían en elementos arquitectónicos de vital
importancia a la hora de contrarrestar el asedio de las fuerzas atacantes, ya que permitían disponer de agua aun en aquellas situaciones en las que
el enemigo cortara el suministro habitual procedente de las fuentes existentes en el exterior del castillo.
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Adarves
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El Adarve también es conocido como Camino de Ronda. Recorre el perímetro del
castillo, excepto la Torre del Homenaje, reforzando así el carácter defensivo de esta. En caso de ataque era el lugar en el que se parapetaban los defensores.
Desde los adarves se pueden contemplar todos los accesos al valle y a la villa. No obstante existen otras torres de vigilancia para controlar
diferentes caminos de la Sierra de Segura. Según Eslava Galán las vías de vigilancia eran las siguientes:
Por el Norte, desde Montiel: Villarrodrigo y Torres, Génave y Matamoros.
Por el Sur: a) desde Beas hacia Puente Génave, vigilado por la Torre de Peñolite; b) desde Beas hacia La Puerta de Segura, vigilado por
Catena, la Espinareda y la Torre de Peñolite.
Hacia Levante, remontando el curso del río Guadalimar: Bujalamé, La Puerta de Segura, Cardete, Peñafleita y Tasca.
De Riopar a Bujaraiza: Siles, Morles, Puentehonda, Benatae, Orcera, Segura, Hornos.
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Refectorio
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Este edificio debió estar dedicado posiblemente a refectorio o comedor.
Presenta una construcción anómala debido al mal ajuste del conjunto de la
sala con las dos torres (la de entrada y la del ángulo noroeste), especialmente con el acceso a la segunda sala, ya que el arco de la misma queda por
encima del ápice de los arcos de la sala. La saetera abierta en el muro quedaría igualmente por encima del techo de la sala. Es muy probable, por ello,
que el techo original fuera más alto.
La estructura actual puede ser obra realizada en el contexto de la Guerra de la Independencia (1808-1814), reacondicionando el lugar, quizá, como polvorín.
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Mapa de Localización
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Esperando mapas...
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