El
único ejemplo relevante de arquitectura civil que queda en Santo Tome es esta
casona, hoy convertida en ruina al vaciarle todo el interior y quedar
exclusivamente el cascaron. Desde que la
aldea de Santo Tome fuera fundada hacia el S. XIV por Pedro Díaz de Toledo,
la localidad siempre estuvo relacionada íntimamente con este linaje. Cuando
a partir del siglo XVII las familias de Díaz de Quesada y la familia Acuña
de Baeza se unan por lazos de matrimonio, tendrá titulo nobiliario de
vizcondado de Santo Tome. Por tanto aquella
vieja leyenda del cortijo pegado a una torre, supuso la construcción de esta
bella casona que integraba la torre dentro de su ámbito. Posteriormente
seria la propia iglesia la que se construiría al lado para integrar los
poderes que definían el antiguo régimen: La aristocracia rural y la iglesia.
Durante años la
Casa Grande ha seguido siendo la referencia social y económica de Santo
Tome, las propiedades y tierras de su propiedad daban trabajo a un
importante grupo de población. Social y políticamente influía en la
villa hasta no hace demasiados años. En ocasiones con potestades
de elegir y designar alcaldes y miembros del concejo, tanto cuando era aldea
de La Iruela como cuando fue nombrada villa.
En la actualidad
es una ruina de muros de sillería o mampostería de piedra. La fachada
principal que forma parte de la plaza de la Iglesia conserva el vano
adintelado de su portada y escudos nobiliarios sobre el mismo.
Según el escudo de la fachada su
fundación es de 1623.
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