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Introducción Histórica

    Quesada participa con el resto de municipios de la comarca de la Sierra de Cazorla de una historia común. Así, y exceptuando algunas peculiaridades de carácter puntual, debemos de eludir una historia localista para integrarla en un proceso histórico comarcal que mejor responda a una mejor explicación de nuestro pasado histórico.

    Las entidades de hábitat actuales representadas en los municipios de la comarca tienen sus orígenes en época musulmana, más concretamente en un momento avanzado de las "Taifas" y de la presencia Almohade en Al Andalus, nos referimos a los siglos XI-XII y principios de s XIII. Quizás Quesada sea el principal y más importante asentamiento comarcal en esta época. Sin embargo la ocupación humana de la zona no se produce en este momento sino que tendremos que retroceder en el tiempo algunos miles de años. Debemos imaginarnos a grupos humanos reducidos dedicados a una rudimentaria agricultura en los valles de los ríos Bejar y Guadiana Menor. Agricultura que complementa un modelo económico basado en la ganadería itinerante de oveja y cabra, recorriendo para su manutención las elevaciones periféricas del sistema prebético, ricas en agua y pastos al estar menos cubiertas de bosque. Refugiándose después de cada jornada en rudimentarias chozas o poblados generalmente en lugares elevados con buena ubicación natural, cercanos a un curso de agua y con unas básicas estructuras defensivas en los lugares más asequibles. Para pernoctar en estos trayectos como pastores nómadas o simplemente para refugiarse de los rigores del clima o de la naturaleza ocupan temporalmente, aunque parece que de forma reiterada, los abrigos y covachas que se distribuyen a lo largo de los farallones calizos del pie de monte del macizo de la sierra. En estor lugares dejan manifestación de uno de los fenómenos más representativos de la comarca y que en las cercanías  de  Quesada  adquieren  una   gran  representatividad.


    Nos referimos a las pinturas rupestres de carácter esquemático repartidas a lo largo de las vertientes del Guadiana Menor y el paso de Tiscar que ponen en contacto dos áreas geográficas muy diferenciadas: las llanuras de Baza con el valle del Guadalquivir.

Sobre su cronología parece haber cada vez más unanimidad. Debemos considerarlas como una manifestación de grupos de época del cobre con tradiciones neolíticas aún muy arraigadas y con poco acceso a la metalurgia de este metal, como así parecen atestiguarlo las cerámicas encontradas en sus cercanías. Abundan en mayor grado asentamientos de época mas reciente, y con modelos culturales de tradición neolítica.

    Este modelo económico parece que pervive en el tiempo y sólo se verá alterado por la presencia de algunos asentamientos de época del bronce.  El mundo ibérico adquiere un nuevo concepto político y económico en su diseño de ocupación del territorio. Esto se pone de manifiesto en tumbas de carácter aristocrático como la de la cercana localidad de Toya o las no menos importantes de los Castellones de Ceal. Los asentamientos están caracterizados por opidum fortificados en la entrada de los valles de los afluentes que controlan estos accesos y vías de comunicación.

Impresiones de manos en la cueva del Clarillo
Calcos de las pinturas de la cueva del Clarillo. Quesada

    La crisis creada con la llegada de la cultura romana, pondrá fin a muchos de estos poblados, desarrollándose a partir de este momento un nuevo concepto político como es el de la romanización. Los restos romanos en la comarca y en las cercanías de Quesada son muy importantes, aunque en su mayoría son restos de "villas" rústicas de explotación de los recursos del medio -fundamentalmente se explota el cereal, la ganadería y los recursos forestales- como ejemplo de este tipo de villas cave destacar la de Bruñel, sobre la que se han realizado campañas de excavación poniéndose a la vista unos importantes restos entre los que destacan sus mosaicos.

    La crisis del mundo tardorromano se pone de manifiesto con el abandono de este tipo de explotaciones, recuperándose una vida rudimentaria de aldeas. Algunos restos de la presencia visigoda en nuestra comarca nos los encontramos en elementos constructivos aislados  de nuestra localidad.

Yacimiento del Bronce de “Pepe el municipal”

    La conquista musulmana de la Península Ibérica determinó un nuevo cambio de los usos políticos y económicos, y sobre todo la aparición de una nueva variable como fue una nueva religión, el Islam. La mayoría de la población de Al Andalus eran muladíes-cristianos convertidos al Islam y por tanto con plena aceptación dentro de las estructuras políticas de califato cordobés, que apenas si interfirió en los modos de vida de la población autóctona

    En un momento tardío del califato o quizás de las "Taifas" Quesada y algunos  núcleos comarcales comenzaron a tener visos de población administrativamente desarrolladas. En el Siglo XII Al-Himyari cita nuestra localidad y la vecina de Jodar (Sudar). Nuestra localidad aparece con el nombre de Kaisata.

    A partir de mediados del siglo XII, las noticias, aunque escasas, reflejan la importancia de Quesada. Aparece citada entre las localidades importantes del Alto Guadalquivir, aunque siempre en un contexto bélico de enfrentamiento entre cristianos y musulmanes.


    Desde Alfonso VII en el mundo musulmán comienza a desarrollarse un miedo a la presencia cristiana, por lo que se inicia la construcción de un sistema de Hims o fortificaciones en altura para proteger a los campesinos dispersos por las distintas áreas de la comarca, además de fortificar o mejorar las murallas ya existentes. Este hecho se verá acuciado por la derrota musulmana en 1212 en las Navas de Tolosa, que permitirá establecer a los cristianos algunas plazas al norte del Guadalquivir, muy cerca de nuestra comarca. Con la muerte de Al Munstasir, los Almohades pierden cualquier tipo de posibilidad frente a las tropas cristianas y su poderío militar se desintegra.

    En el año de 1224 la próspera Quesada musulmana será arrasada por las tropas de Fernando III, entre las que se encontraba el arzobispo de Toledo don Rodrigo Ximenez de Rada. Tanto los cronistas cristianos como los musulmanes hacen un llamamiento por el terrible saqueo y destrozos cometidos en esta campaña. Además de muchos muertos y prisioneros, la ciudad queda destruida y sus defensas derribadas. Otras fortificaciones también fueron conquistadas como Lacra, Toya, Pelos, Chiellas, Cuenca etc.

    Ante el deterioro de la fortificación de nuestra localidad y su despoblamiento -al huir la población a los cercanos hims como el de Tiscar-, el propio Fernando III la abandona, siendo ocupada al poco tiempo nuevamente pos aldeanos musulmanes. Esta vez será una reducida comunidad que permanecerá durante algunos años más o menos estable, intentando reparar las murallas del alcázar quesadeño.

Restos constructivos del castillo de Majuela
Estructuras constructivas del castillo de Tiscar

    Fernando III accede al trono leonés además de al castellano por lo que se debe dedicar a reivindicar sus derechos sobre estas tierras castellanas, abandonando así temporalmente la conquista de las tierras del valle del Guadalquivir. Sin embargo concederá a son Rodrigo Ximenez de Rada los territorios que conquiste en la zona de nuestra comarca y que abran el paso hacia la importante ciudad de Baza.

    Esta donación se hace de manera usual a la época, pues se concede en heredad y gobierno las tierras al arzobispado de Toledo que costeará los gastos de conquista, contando para ello con la colaboración de la iglesia de Roma.

    El propio Ximenez de Rada en su obra "De Rebus Hispaniae" nos relata cómo hacia 1232 se produce la conquista de la importante localidad musulmana de Quesada y de otros castillos próximos como la propia Cazorla, Nubla, Toya, Lacra, Pilos, etc. Todos estos territorios conquistados darán lugar, junto con las conquistas de Iznatoraf, Villanueva y Villacarrillo, a lo que se conoce como adelantamiento de Cazorla.

    Quesada, debido a su ubicación -paso natural hacia Baza- y por encontrarse cerca del territorio musulmán de la zona de Tiscar y Belerda, estará siempre sometida a continuos enfrentamientos fronterizos o por lo menos a la amenaza constante de conquista.   Esto hace que las autoridades

de Toledo decidieran cambiar la capitalidad del adelantamiento de la peligrosa Quesada a la más guarnecida Cazorla, poniendo la primera piedra de lo que va a ser una evolución dispar entre estas dos localidades que llega hasta nuestros días.

    Hacia finales del siglo XIII y principios del XIV se produce un nuevo envite de los musulmanes de Granada, conquistando Quesada y saqueando la importante ciudad de realengo que es Úbeda lo que provoca en el rey Alfonso XI la determinación de donar Quesada y su territorio al concejo de Úbeda, provocando desde entonces constantes conflictos con Cazorla ( Adelantamiento de Toledo) y Úbeda por reclamar las tierras de nuestra localidad.

Murallas de Quesada

    A partir de este momento Quesada se convierte en un campo de confrontación entre musulmanes y cristianos como se documenta en algunas batallas como las del Retamal y Lacra. Nuestra localidad se vio sometida a algunos saqueos que impidieron cualquier establecimiento de población con garantías de futuro. Se hace necesario por parte cristiana la conquista de los territorios al sur del sistema Prebélico -concretamente estamos hablando de los altiplanos de Baza y Guadix-, para evitar el saqueo del rico valle del Guadalquivir por parte musulmana, de ahí que el primer obstáculo sea Tiscar y acabe conquistándose a principios el S XIV.

    Cuando ya a finales del S XV -y sobre todo en el S XVI- la conquista cristiana está finalizada y caiga en el olvido, Quesada comenzará a concentrar a una población agrícola atraída por la riqueza potencial de sus campiñas y la cercanía de la sierra.

    Su población crecerá pausadamente y reformará el casco histórico derribando parte de las murallas y sobrepasando los limites urbanos de época medieval.

Atalaya de Don Enrique

    Sin embargo, al permanecer sujeta a la jurisdicción de Úbeda, su crecimiento se verá ralentizado por la falta de inversiones, incluso eclesiásticas, que prefieren a la cercana Cazorla por pertenecer a la jurisdicción eclesiástica.

    Desde el S. XVII la historia de nuestra localidad se mueve bajo unos parámetros de austeridad económica y de letargo sólo sobresaltado por algunos aspectos históricos de ámbito comarcal, como las disputas con Pozo Alcon, entonces aldea de Quesada, o las relaciones inestables a veces y amigables en otras, con las autoridades de Cazorla. Al igual que el resto del país fue invadida a principios del S. XIX por los franceses que no permanecieron mucho tiempo debido a la falta de interés estratégico, político y económico que la villa tenia. Dejando huella de su paso con el saqueo de la Iglesia Mayor y de algún pobre convento.

    Los movimientos políticos de principios del S. XX en Quesada, como en el resto de la comarca y en gran parte de este lado de Andalucía, permanecieron fieles a los regímenes políticos establecidos, siendo fiel al gobierno republicano. A partir de los años de 50 y 60 del S XX la emigración hará mella en la población, iniciando un permanente descenso en el numero de habitantes y convirtiéndose sus habitantes en jornaleros temporeros de otras comarcas y regiones. Esta situación parece estar cambiando en los últimos años del siglo pasado en los que la alternancia política en el ayuntamiento, después del establecimiento en nuestro país de una monarquía parlamentaria y democrática, parece estar frenando este proceso a través de algunas inversiones e iniciativas privadas.






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