Indiscutiblemente es la fortificación mas conocida en la bibliografía
medieval de la comarca. La documentación existente sobre los
intercambios comerciales y de prisioneros con los cristianos y las leyendas
sobre su conquista, convierten a esta fortificación en referente de la
resistencia musulmana hasta los primeros años del S. XIV.
Resulta difícil predecir el aspecto general de esta fortificación durante
su ocupación por los musulmanes, mas aun cuando hoy solo tenemos a la
vista la parte superior del mismo, un alcazarejo de pequeñas
dimensiones y una pequeña torre del homenaje que parece ser cristiana. En
los desniveles y pendientes del cerro del castillo de Tiscar, aun se
conservan grandes lienzos de murallas de uno de los perimetros fortificados
del castillo. Incluso nos inclinamos a pensar que esta fortificación
pudiera ser mayor conforme la población musulmana del entorno se fue
concentrando huyendo de la conquista cristiana. Quizás hasta el propio
Santuario de la Virgen de Tiscar se levante sobre restos constructivos de
épocas mas antiguas pertenecientes a los S. XII al XIV. Por tanto el
Castillo de Tiscar, debemos imaginarlo en sus orígenes como un hims que
servia de protección a los pobladores de las laderas meridionales de
la sierra que se deslizan hacia el Guadiana menor. Tierras de agricultura
basadas en la utilización racional del riego y del pastoreo, de
aldeas distribuidas al pie de la sierra. Don Pedro y Belerda son hoy
referentes de este tipo de habitad. Con la presencia cristiana en la zona
desde principios del S. XII, la fortificación y mejora de las defensas en
torno a estos lugares debió de acelerarse. Posiblemente en este momento se
amplíen las murallas inferiores y fortificaciones para hacer frente al
enemigo cristiano. El saqueo y destrucción de Quesada y otros
castillos cercanos por el año de 1224 debió de acelerar estas
construcciones, debido de un lado a la población huida de estos lugares
conquistados y por otra a proteger uno de los pasos o vías de comunicación
hacia el interior de las planicies de Baza y Guadix.
La caida
definitiva de Quesada en manos de Rodrigo Ximenez de Rada y de otros
enclaves en las rutas hacia el interior del reino nazari a través del
Guadiana menor, debió de aislar a esta población en el puerto y sus
estribaciones, sucediéndole etapas de poca actividad bélica con otras de
campañas constantes de conquista y resistencia. Fruto de esta resistencia
parece que resalta el nombre de Mohamed Hamdon, ultimo defensor de estos
lugares que acabaron rindiéndose con la caída del alcazarejo que se
levantaba sobre la Peña Negra y que sirvió para acabar con la presencia
estable de población islámica en nuestra comarca, eran los primeros años del
S. XIV.
Actualmente, a parte de algunos grandes lienzos de murallas en los desniveles
de las laderas del sur, solo queda en pie y no demasiado bien conservado, el
alcázar superior y la pequeña torre del homenaje. Se accede por una pequeña
entrada en pendiente a una plataforma entre los farallones de la Peña negra
y los muros del lado sur. Este recinto tiene planta rectangular y en el lado
este se ubica la torre del homenaje, de planta pequeña, rectangular y dos
alturas. Se accede a través de un vano con arco apuntado y una
estrecha escalera abovedada hasta las estancia principal cubierta con
bóveda de medio cañón apuntada. Sobre el vano de acceso se conservan
escudos de época posterior. En el resto del alcazarejo podemos observar
restos de muros entre los que destaca uno de proyección circular aunque la
definición de la funcionalidad de estos espacios es difícil.
Si atendemos
a las fuentes y noticias que sobre el lugar y el nombre de Tiscar
tenemos, debemos pensar en una población estable en este lugar desde un
momento antiguo, posiblemente de los primeros momentos de las Taifas y con
una mayor desarrollo a partir de la llegada almohade. A partir del S. XIII y
en plena confrontación con el reino castellano y con el arzobispado de
Toledo, Tiscar alcanzara renombre en la frontera convirtiéndose en un
baluarte que resistirá casi 70 años mas que el resto de su entorno. De su
dificultosa conquista nacieron las leyendas de la toma de la Peña Negra y de
la aparición de la virgen en ayuda de los sitiadores. ubicándose a partir de
este momento el santuario de la Virgen de Tiscar en las estribaciones del
propio castillo.
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