La presencia romana está
poco representada, si exceptuamos en algunos asentamientos ubicados en las
terrazas altas del río Guadiana Menor. Las tierras de cultivo están
bastante restringidas al valle del propio río y sólo al sur las
posibilidades del cultivo de secano son apropiadas. Encontramos algunos
restos de villas romanas en las proximidades del Fontanar y que responden
a "villas" o explotaciones agrarias o de los recursos forestales de la
zona y al parecer de época "tardorromana".
La importancia del pasillo
del Guadiana Menor tendrá una gran repercusión en época musulmana porque
pone en comunicación las importantes ciudades de Baza y Guadix con la alta
Andalucía, sobre todo a finales del periodo Califal (S. XI-XII) y sobre
todo en el período Nazarí, sirviendo de vía de penetración y confrontación
entre los ejércitos castellanos del norte del Guadalquivir y las tropas
Nazaríes.
En 1.224, Fernando III
realiza una incursión por "tierra de moros" y más concretamente por
nuestras tierras. Será en 1.231-1.232 cuando el Arzobispo de Toledo, Ximénez de Rada, en nombre del Rey Fernando, conquiste todos estos
territorios y cite algunos lugares que hoy resultan difícil de
identificar, posiblemente pequeñas aldeas o "hims" (recintos fortificados
que sirven para acoger a la población dispersa o controlar un lugar
concreto) de poca importancia, comparadas con las cercanas y ambicionadas
ciudades de Huescar, Guadix o Baza. No obstante Ximénez de Rada, cita
lugares como Concha, Chiellas, Auxin etc., que se han buscado en la
toponimia comarcal y que en algunos casos, se ha encontrado restos de esta
ocupación, pero en otros no ha sido factible.
Después de la conquista
cristiana de estos lugares, muy pocos núcleos de población se
establecieron, al ser una zona de frontera hasta la toma de Baza e incluso
hasta los últimos años de la ciudad de Granada, demostrando el fracaso de
las políticas de repoblación llevadas a cabo por la iglesia de Toledo o
por la propia Corona. A partir del S. XV empiezan a formarse poblaciones
rurales de "nueva planta" y entre éstas podría ser el caso de Pozo Alcón
que va a prosperar concentrando población dispersa de zonas del pie de
sierra, como Cuenca, Almicerán, Castril.
Lo que parece seguro es que
hasta el S. XVII la población de estos lugares estaba bajo dependencia del
Concejo de la ciudad de Úbeda, cuando no de Quesada, hasta que en 1.648
recibe el privilegio de Villa, iniciando una serie de pleitos
territoriales de límites con Castril, Zújar y Quesada, y más tarde
perdiendo tierras a favor de Huesa e Hinojares.
A partir de este momento
Pozo Alcon inicia su desarrollo como villa independiente y sin
sobresaltos, si exceptuamos la ocupación francesa o la Guerra Civil
española. Como todos los pueblos "pegados" a la tierra con un modelo
económico agrícola, suelen ser propicios al inmovilismo social que sólo a
partir del último tercio del S. XX han comenzado a transformarse y
convertir a Pozo Alcon en unos de los mejores ejemplos de puesta en valor
de sus recursos y de iniciativas de transformación social. |