En el conocido Cerro de la Horca, muy cerca de la aldea de Toya y del
celebre castillo-yacimiento arqueológico de su mismo nombre, se encuentra
la gran tumba o como se le conoce Cámara funeraria de Toya. Se descubrió
allá por el principio del S. XX, mientras se realizaban las labores del
campo por parte de unos vecinos de Peal de Becerro. Durante los siguientes
días a su hallazgo fue saqueada casi en su totalidad. Para cuando la
administración se ocupo de ella gran parte de la estructura de la cámara se había
deteriorado, sin contar los ajuares cerámicos que habían desaparecido y
que posteriormente se vendieron aunque alguno de ellos se
recuperaron y hoy forman la magnifica muestra del
contenido de este gran enterramiento.
La cámara
tiene planta rectangular con tres naves. La central mayor que las
laterales y estas a derecha e izquierda presentan una antesala a la que se
accede por falsos arcos con capitel simulado en sus jambas. En el interior
de los receptáculos podemos observar bancos y poyetes para depositar las
urnas cinerarias y los ajuares. Las naves laterales y la central presentan
nichos en las paredes para recibir ofrendas. La construcción de unos
cuatro metros de longitud por casi tres de ancho, esta realizada con
grandes sillares ajustados a la hora de su ensamblaje y cubierto por una estructura adintelada de grandes lajas. Toda la construcción es de carácter monumental,
ciclópeo por el tamaño de algunos sillares y dinteles.
En cuanto a su contenido debemos referirnos a los recuperado y
destaca entre todo ello las cerámicas griegas de figuras rojas, sobre
todo las crateras y los elementos metálicos entre los que destacan los
restos de un carro. Su cronología la incluye dentro de la cultura ibérica
de finales del S. V y principios del IV antes de Cristo.
|