Muy cerca del puente viejo del Cañamares y en las proximidades de
San Martín, conocemos elementos materiales adscritos a época romana. En el
caso de San Martín corresponden a unas tumbas descubiertas hace ya algunas
décadas. Por la descripción que tenemos de las mismas parecen ser de tipo tardorromano.
La falta de territorio municipal en tierras más benévolas para la
ocupación humana hace que sea difícil detectar la presencia de yacimientos
arqueológicos. Lo abrupto del paisaje del termino de La Iruela no
contribuye para que tampoco abunden.
Al igual que su vecina Cazorla, no hemos encontrado referencias
bibliográficas o documentales de esta villa hasta que no aparece en la
relación de conquista por parte del arzobispo toledano D. Rodrigo Jiménez
de Rada y posteriormente en las Crónicas alfonsíes. Es nombrada como El
Eruela y posiblemente como Areola. Imaginarnos sus orígenes no es fácil,
aunque tendríamos que pensar en grupos de población repartidos por las
campiñas del piedemonte que descienden hacia el valle del Cañamares y en
los valles de los arroyos que nacen de la vertiente septentrional de la
sierra, Perona, Magdalena o Rechita y otros lugares más cercanos a la
propia sierra como la población asentada en las cercanías de Burunchel.
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