La riqueza patrimonial de La Iruela, no reside solamente en su
espectacular castillo o en las ruinas de Sto. Domingo de Silos. Las
ermitas de Cazorla y La Iruela forman unos de los mejores ejemplos de
arquitectura religiosa de los S. XVI-XVII y XVIII de toda la provincia. Las
primeras han quedado casi todas dentro del entorno de la ciudad, las
segundas son unos de los atractivos del mundo rural de La Iruela.
El atractivo de la
ruta de las ermitas no esta solo en la visita a cada una de ellas, sino a la
fascinación del entorno en el que se realizaron. San Julián en las
proximidades de la aldea de Burunchel además de su bella arquitectura,
conserva un ejemplo único armadura de madera o artesonado con técnica
de laceria de una gran belleza y complejidad de realización. El entorno de
esta ermita es de huertas y cortijos y en su día entre robles y encinas de
la que se conserva al lado de su entrada principal un magnifico ejemplar
centenario.
El eremitorio del arroyo Magdalena nos pone en contacto con el medio
forestal, las estribaciones de la sierra, entre pinos y el sendero que nos
lleva hasta la ermita es un antiguo camino de herradura de atractivas
panorámicas hacia el norte. La ubicación de la ermita en una gran abrigo
rocoso y dentro de el una turgencia de agua, nos trae a la mente esos
lugares divinizados por los romanos, convertidos en el hogar de ninfas,
musas y faunos. Cuando estos lugares se cristianizan se convierten en
ermitas con advocaciones a otros personajes del repertorio cristiano.
La ermita de
San Martín se encuentra en el paraje cercano al valle del río Cañamares,
entre los restos de viejos encinares y campos de olivos. Ubicado sobre una
loma que domina la aldea del Palomar y adosado a un cortijo.
Continuando la
ruta desembocaras por el camino que te lleva aguas abajo del río Cañamares
hasta la desembocadura en el Cerezuelo, lugar donde se inicia el recorrido
con la ermita de Nubla de las de la ciudad de Cazorla.
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