No
es fácil desinhibirse del encantamiento que el lugar y paraje del
Castillo de La Iruela produce sobre el observador. Nos imaginamos a los
musulmanes defendiendo la fortaleza mientras que los intrépidos y esforzados
castellanos y huestes de don Rodrigo Ximenez de Rada se lanzaban al asalto y
conquista de este baluarte. No obstante consideramos que las cosas no
debieron ser así, posiblemente por que si lo hubieran sido hubiera quedado
narración heroica o épica en los hecho contados por el propio arzobispo
toledano, hecho este que no sucede. Tampoco parece evidente que la
construcción sea de época musulmana, por lo menos gran parte de lo que queda
en pie.
Al analizar los textos escritos por el propio Ximenez de Rada en su "
Historia de los hechos de España". La Iruela aparece citada pero no en una
primera enumeración que parece tener la intención de prestigiar las
conquistas. Será en la segunda relación cuando aparezca entre otras
muchas conquistas de lugares conocidos o no, pero desde luego no
comparables con Quesada o Toya. Ni tan siquiera en la primera gran
batida castellana sobre estos lugares allá por 1224, con el propio Fernando
III al frente, se hace mención del lugar. Si el Castillo de la Iruela
hubiera presentado la capacidad defensiva que hoy ha llegado hasta nuestros
ojos posiblemente hubiera sido un objetivo de primer orden.
Debemos especular
e imaginarnos lo mas usual por estos lugares en este momento del S.
XII-XIII, nos referimos a pequeños "husum" refugios en altura con mas o
menos elementos defensivos o a lo sumo, una pequeña fortificación "hims"
estable en estos momentos de convulsión política y militar que serviría de
refugio a los aldeanos musulmanes de la zona o que formaría parte de una
línea de fortificaciones que delimitaría la frontera musulmana al sur del
Guadalquivir en el frente del pie de monte.
Sea como fuere, la
planta del las fortificaciones actualmente conservadas, así como, algunos de
los elementos arquitectónicos que la definen parecen pertenecer a un momento
avanzado del S. XIV, estando estos lugares en manos cristianas y sometidos a
continuas incursiones de los musulmanes desde el Guadiana Menor. Esto
explicaría la política de repoblación cristiana de esta zona llevada a cabo
por el arzobispado de Toledo, justificado en la protección de estas sus
tierra con la construcción de castillos como el de Cazorla o
parte del de Salvatierra. Incluso esta política de fortalecimiento de
los lugares poblados necesitaría mano de obra que podría haber sido
musulmana, prisioneros puestos al servicio de la Iglesia de Toledo que ponen
a su disposición su conocimientos y materiales en algunas de estas
construcciones.
En cuanto a la poliorcética de su construcción atribuida a los templarios,
tenemos serias dudas de que fuera así, teniendo en cuenta los problemas que
el arzobispado de Toledo encontrara también en sus disputas territoriales
con las ordenes militares de la época y la de los templarios queda algo
lejos y su numero según las fuentes fue escaso.
Debemos imaginarnos una
fortaleza recrecida durante bastantes años en función de las necesidades y
modificándose para adaptarse al crecimiento de población de La Iruela
y de su nueva situación, cuando es nombrada villa en el S. XIV, necesitando
nuevos servicios que ante la situación de la época deberían estar todavía
protegidos de la incursiones islámicas. Es mas posiblemente lo que todavía
hoy vemos de esta magnifica fortificación sea solo el alcázar y parte de
otras dependencias, no así toda la zona fortificada en su extensión que
probablemente seria mayor.
|