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Introducción Histórica

    En algunas ocasiones ciertos elementos relevantes del pasado histórico de un municipio o ciudad son tan conocidos que ensombrecen otros recursos del patrimonio cultural y arquitectónico de ese lugar. Este hecho parece suceder con el municipio de Hinojares.


    El conocimiento y la difusión que ha tenido y tiene el yacimiento arqueológico de los Castellones de Ceal, supera con creces cualquier referencia que se halla hecho de Hinojares, a pesar de su cercanía. La historia de Hinojares no es solo los Castellones de Ceal, son todas las peculiaridades de este pequeño municipio  que lo hacen especial.

    Sirva de pasado histórico la arqueología para informar de la presencia humana por estas tierras desde antiguo.  La primera referencia que hemos hallado, han sido unas cerámicas a mano encontradas en los Castellones de Cuenca, aldea de Hinojares y situada en la cabecera del río Turrilla, que podemos adscribir a la época del bronce, allá por mitad del II milenio a. C.

Los Castellanes de Cuenca. Valle del Turrilla. Aldea de Cuenca

   La importante vía de comunicación que es el Guadiana Menor, debe ser valorada en cada etapa histórica por el interés y funcionalidad de los asentamientos en él ubicados. En época del bronce la búsqueda desde el sudeste de vías de penetración hacia el valle del Guadalquivir, eran necesarias para la búsqueda de los filones de cobre de Sierra Morena.

    Posteriormente, ya en el último milenio antes de Cristo, esta importancia vendrá motivada por el flujo comercial desde la costa malagueña y de los altiplanos de Granada, con las zonas cerealistas del interior del valle del Guadalquivir. Quizás esto explique la presencia del depósito metálico de Arroyomolinos, con elementos que se consideran centroeuropeos junto con otros claramente mediterráneos.

    Cuando a comienzos del S. VII, comienzan a estructurarse los distintos estados ibéricos de la alta Andalucía, el Guadiana menor y el territorio de Hinojares, adquiere  la importancia de contar con un poblado estable desde estos momentos  hasta el S. I a C.

    Nos referimos al poblado de los Castellones de Ceal, en la desembocadura del río Turrilla con en el Guadiana Menor. El asentamiento se levanta sobre un "espolón" amesetado sobre el valle del río principal y delimitado por el Turrilla. Este espacio cuenta con una necrópolis y un poblado con topografía de suave pendiente hasta los cortados de sus terrazas inferiores en el valle del río.


   Los restos de estructuras aunque escasas son visibles y deberíamos considerarlo un "oppidum" de tamaño medio-pequeño. Por el material aparecido en su necrópolis debemos pensar en un grupo dirigido por una elite aristocrática vista la heterogeneidad de los ajuares encontrados y el tipo de tumbas documentadas.

    Por las circunstancias que acarrea la romanización de la Betica, muchos de estos poblados tradicionales se despueblan o abandonan, quizá siguiendo pautas políticas de la nueva estructuración.

Castellanes de Ceal. Valle del Guadiana Menor

   Lo que es cierto que este tipo de poblados decaen y comienza una nueva fase cultural basada en la ocupación de las tierras cercanas a los cursos de agua y con condiciones para mantener una economía de carácter agrícola-ganadera, basada en el sistema esclavista romano, nos referimos a la "villa romana", aunque hay que decir que en esta zona, aun por prospectar sistemáticamente, las villas rústicas romanas son escasas si las comparamos con las tierras unos kilómetros aguas abajo, hacia los términos de Huesa, Quesada o Peal de Becerro.

    La población dispersa que hubiera en los valles del Turrilla o Guadiana Menor, no formaban ningún tipo de germen de lo que seria Hinojares, ni siquiera durante la ocupación musulmana, donde a lo sumo encontraríamos alguna alquería o aldea a mitad de camino en la ruta del Guadiana Menor, aun menos, cuando comienzan las primeras incursiones cristianas en estas zonas allá por el S. XII. A partir de este momento, quizás en el periodo almohade, comienzan a construirse fortificaciones en lugares protegidos para guarecer a la población dispersa. En algunos casos no sobrepasan un pequeño tamaño como el caso de la construcción de Chillar en un cerro cercano al Fontanar, sobre el Guadiana Menor.


   En otras ocasiones la fortificación es de mayor tamaño como sucede a la ubicada en los Castellones de Cuenca, que presenta un gran perímetro de murallas y abundantes restos de estructuras y cerámicas. Cuando toda la Comarca es conquistada por los cristianos mandados por el arzobispo toledano Ximenez de Rada, no hace referencia en esta zona, nada mas que a los castillos ya citados de Chillar y Cuenca.

   En los comienzos del S. XIV, tras graves saqueos musulmanes de la Comarca, todos los términos de Quesada, pasaran a la propiedad o jurisdicción del concejo de Ubeda para que proteja mejor que Toledo las tierras fronterizas del Guadiana Menor.

Castellones de Cuenca

   Acabado el dominio musulmán en la península ibérica al conquistarse Granada en 1492, muchas de estas fortificaciones perdieron su funcionalidad y no nos cabe duda que el origen de la población ubicada en Hinojares, se debió a la bajada de los pobladores del pie de sierra, mas concretamente de Cuenca y su entorno hacia el valle bajo del Turrilla, buscando mejores tierras para subsistir e incluso aprovechando los recursos del terreno como las salinas.

Salinas de Chillar y del Mesto

    Quizás esta falta de definición de la ocupación del territorio sea la que justifique la peculiar disposición del municipio de Hinojares en dos barrios. Los primeros datos de la villa parecen proceder del S. XVI, donde ya aparece el término Hinojares para distinguirlo de Cuenca.

    A mediados del S. XVII parece haber cons-tancia de la existencia de parroquia, coincidiendo casi con la segregación de esta villa y la de Pozo Alcon, de Quesada. Pocas décadas mas tarde en 1688, es constituida la villa de Hinojares ante la petición hecha por Iñigo Fernández de Angulo al rey y que a la postre seria marques de Hinojares.

    A partir del S. XVIII la población, muy escasa hasta este momento, comienza a crecer y parece dedicarse, además de a la agricultura y ganadería, al oficio de acemileros y a la extracción de sal.

Cuevas Nuevas en el Barrio alto. Típica vivienda tradicional en cueva

    También de este siglo hacia finales parece ser la iglesia de san Marcos y por lo tanto el hecho en si de insinuar la presencia de un entramado urbano.

    Con el transcurrir del tiempo y sobretodo hasta finales del S. XIX Hinojares parece crecer aunque sea de manera muy lenta, pero hacia principio del siglo XX y sobretodo la década de los 70 y 80, la despoblación de la villa fue acelerándose con la emigración hacia zonas industriales que daban mayores garantías de futuro. En los últimos años este fenómeno no se ha detenido, a pesar de los esfuerzos de las administraciones por evitarlo. Confiemos que la nueva carretera abra nuevas perspectivas de futuro para este encantador municipio.






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