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Información General de Urbanismo de Cazorla

      El urbanismo de Cazorla es, como en todos los municipios asentados al pie de monte, bastante accidentado. En nuestro caso, esta complejidad en el entramado se acentúa por la presencia de quebradas y barrancos que en sentido E-W caen desde la Peña de los Halcones hasta el río. Por tanto, Cazorla ha crecido en manzanas o barrios bordeados por estas fronteras naturales que con el tiempo, en algunos casos, se han convertido en calles por las que discurre el agua a raudales  en tiempos de  tormenta.

      El urbanismo de Cazorla esta función de la época histórica de cada uno de los barrios del municipio. Aunque todos participan de unas similares características:

         1.- Fuertes pendientes debido a la topografía del sitio.

         2.- Sinuosidad del trazado y la trama urbanística

         3.- Estrechez de sus calles y el abigarramiento urbanístico.

         4.- Depender históricamente de un feudo hasta el S. XIX

       Cazorla presenta diferentes disposiciones dependiendo de la época histórica a que nos refiramos. El urbanismo medieval de forma circular en torno a una construcción militar como es el Castillo  de la Hiedra, es característica del barrio alto de Sta Maria y de la Hoz. Calles sinuosas que se adaptan a la topografía  del cerro y que conservan los tradicionales accesos a la fortaleza. Casas de bajo y una altura y reducidas de planta.

       La ciudad renacentista  amplia los limites urbanos, sobrepasando la primera frontera natural que suponía el  cauce del río de Cazorla, gracias a la construcción de la bóveda del río. Es la Plaza Vieja.  El espíritu renacentista latente en la centralización de todos los servicios comunitarios en un solo espacio: Iglesia mayor, Ayuntamiento, cárcel, Carnecerías, casa de los Clérigos, fuente monumental etc. Sobretodo supone la posibilidad de crecer hacia la solana abandonando la umbría obligada por las circunstancias.

      El periodo barroco del S. XVII, impreso de carácter contrarreformista  que en nuestra ciudad, dependiente del arzobispado de Toledo, se manifiesta en la ubicación de conventos y ermitas que ocuparan los espacios entre quebradas y que dispondrán el futuro crecimiento urbano de Cazorla en la ladera Oeste de la Peña de los Halcones, en torno a este  tipo de construcciones. La disposición de los conventos de Los Mercedarios, Franciscanos y Agustinas recoletas van a delimitar con éxito una plaza, denominada tradicionalmente como el Huevo y que se convertirá a partir del S. XVIII y sobretodo en el XIX en el nuevo centro urbano y municipal.

     Con la desamortización de los bienes eclesiásticos en el S. XIX, la aristocracia rural y la oligarquía municipal van adquirir la preponderancia y van a dejar huella en la construcción de casonas y edificios pseudo industriales como las fabricas de aceite o almazaras que van a ir desplazando el crecimiento de Cazorla hacia oriente, buscando nuevos espacios que quedarían limitados por el Barranco de los Tejares, futura plaza de la Tejera. 

      A partir de la década de los 50 y 60 del S. XX, la ciudad de Cazorla busca nuevos espacios de desarrollo urbanístico. La carretera de entrada al municipio y la salida hacia la sierra parecen lo lugares indicados. Con el embovedamiento del arroyo de los Tejares, la nueva plaza se convertirá en el inicio urbanístico de las calles Martínez Falero e Hilario Marco. Poco después se construye un barrio entero en las pendientes de los Tejares  hacia el W, conocidos como las casas de Mendieta. que irán cerrando los espacios abiertos entorno al eje de la Tejera y la plaza del Huevo. 






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