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Biogeografía y Paisaje

Biogeografía y vegetación

    Los pisos bioclimáticos oscilan entre el mesomediterráneo que se extiende hasta la confluencia de los dos grandes ríos Guadalquivir-Guadiana Menor (340 msnm) y el oromediterráneo de las zonas cacuminales que alcanzan algo más de los 2000 m de altitud.

    Respecto a la vegetación, la mayor parte de ella, está enclavada en ese piso mesomediterráneo, entre los 500-1200 m.; no obstante, la movilidad del relieve y las continuas exposiciones de las laderas, junto a la división del piso en inferior medio y superior, nos podemos encontrar enclaves de vegetación que teóricamente pertenecería a pisos y subpisos superiores o inferiores. A parte de los pisos bioclimáticos regulados por la temperatura, la precipitación también impone sus límites.

Montaña. Piedemonte y campiña en las cercanías de Sto. Tomé

    Dentro del umbral ombroclimático la comarca se sitúa rozando el Semiárido en los límites de la Hoya de Baza y Guadiana Menor hasta Hinojares y el Húmedo en los enclaves interiores de montaña y altas cumbres, rozando igualmente en ciertos años el Ombroclima Hiperhúmedo. Los más ampliamente representados son el Seco y el Subhúmedo y sobre todo este último.

    Siguiendo el cauce del Guadiana Menor, después de su salida del Pantano del Negratín (Granada) y posterior penetración en la provincia de Jaén, términos del Pozo e Hinojares y Huesa, se aprecian típicos fenómenos de desertización-aridez donde se instalan comunidades vegetales en los interfluvios de los numerosos barrancos, comunidades vegetales típicas de los climas semiáridos.

    La causa de la formación de estos paisajes no es exclusivamente térmica o pluviométrica, es necesario recurrir a otras causas para explicar la situación actual.

Paisajes áridos con vegetación rala. Barranco en las cercanías de Chillar. Huesa

    La fuerte alteración de los suelos por la pérdida de cobertura vegetal, debido a actividades antrópicas - ganadería, cultivos y posterior abandono, suelos erodibles poco evolucionados y de fuertes pendientes -, son en gran parte los fenómenos responsables de la situación actual.

    La vegetación que aparece sobre el área descrita es esencialmente espartares, retamares y tomillares, iniciándose en la parte superior de las laderas un incipiente bosque de pinar halepensis y algunas encinas, restos de un bosque anterior degradado.

    Como se ha comentado antes, el clima más representativo de toda la Comarca es el Subhúmedo, las precipitaciones se sitúan en este clima entre los 600-1000 mm anuales. Los 600 mm., precipitan en las zonas bajas, a partir de los piedemontes que miran hacia el valle de Guadalquivir y las zonas de campiña alta que delimita el propio río.

    Es un terreno esencialmente agrícola, de olivar, solamente en laderas algo más húmedas y con abundancia de numerosas fuentes, se sitúan las zonas de huertas desde Quesada a la Iruela.

Monocultivo del olivar en las cercanías de Chilluevar

    El olivar ha ganado y sigue ganando terreno al monte, a veces en zonas de precario equilibrio y de vocación netamente forestal o pastizal-forestal, pues se han instalado en pendientes superiores admisibles para los cultivos, es decir, más allá del 12 %, observándose enclaves en pendientes que superan el 50 %.

    En las zonas de transición entre el olivar y el monte, se observan manchas del antiguo encinar recientemente desalojado sobre todo a raíz de la implantación generalizada de potentes tractores, con aperos adecuados,  causantes  de  la  desaparición   del   encinar 

Campiñas cerealistas de Peal de Becerro

mesomediterráneo y de las series de vegetación asociadas a este bosque.

    En terrenos más llanos, alomados o de incipiente campiña, los cultivos cerealistas se van sustituyendo rápidamente, por el olivar.

    La vegetación de ciertas zonas alomadas, donde prácticamente aflora la roca, esencialmente restos de encinar y su asociación, ha sido reemplazada en los últimos 20 años por el olivar, aunque ciertos enclaves siguen dedicados al cereal, sobre todo trigo. Ejemplo típico de esta transformación puede observarse en toda la Loma del Quintanar, que desciende desde Los Portillos, cerca de las Casas de Estepa, hasta las inmediaciones de Santo Tomé y laderas del Río de la Vega.

    La vegetación de la Sierra, no ha sido tan fuertemente alterada como la de piedemonte o campiña. Aparece en la actualidad aparentemente en un estado más natural. Decimos aparentemente, porque también la vegetación serrana ha sido fuertemente manipulada a lo largo de la historia. Las clásicas series climatófilas o edafófilas, han sido transformadas y solamente en la actualidad, a raíz de la creación del Parque Natural, y la política conservacionista que se ha llevado a cabo desde su creación, se observa un cambio apreciable en la dinámica de la vegetación.

    Dentro de los niveles de la vegetación forestal podemos encontrar los siguientes grupos:

  1. Dominio potencial del bosque aciculifolio:

    El factor de tipo ecológico que determina la presencia del pinar es la altitud, y las condiciones específicas de la montaña mediterránea, amplitudes térmicas en invierno, periodos húmedos y estacionalidad sérica y calurosa del verano. A la estacionalidad climática se une la alteración antrópica, entre ellas el pastoreo y los aprovechamientos madereros tradicionales, que ha sustituido la seria climácica del encinar por otra adaptada a los factores climáticos y factores antrópicos.

    La serie que acompaña hoy a un pinar bastante abierto es un matorral de tipo rastrero en las zonas altas, por encima de los 1500 msnm, de sabinas y enebros, junto a espinares que se sitúan en las pequeñas depresiones y lastonares que colonizan las grietas de las rocas, conforme se va degradando el pinar en altitud, van apareciendo mayor cantidad de plantas rastreras, que junto al piornal, llegan a colonizar las cumbres más elevadas.

    El pinar forma hoy, por tanto, el bosque más característico de la Sierra, coexistiendo tres variedades en la misma, que se desarrollan según la altitud.

    En las zonas bajas, entre el nivel del río donde ocupa pequeños bosquetes de repoblaciones esporádicas y los 800 m de altitud, nos encontramos el pino halepensis, en gran parte debido a repoblaciones introducidas, es el caso de las laderas de Cazorla y la Iruela, como monte protector en defensa de los procesos erosivos, desprendimiento y escorrentía. En otras zonas, se ha ido introduciendo de forma natural.

    Entre los 800 y los 1200 m, el dominio pertenece al pino pinaster. Este pino ha colonizado la zona media de la montaña mediterránea, ocupando una franja importante donde constituye el paisaje dominante. Explotada la resina en épocas pasadas, hoy su mayor aplicación la constituye la madera. A partir de 1200 m., se encuentra el pino nigra, variedad salzmanii, laricio en el lenguaje vulgar, autóctono y representativo del piso montañoso más elevado, pues se encuentra hasta los 2000 m de altitud en el pico del Cabañas.

Pinares de la parte central de la Comarca. Gilillos

 

Pino laricio en las cumbres por encima de la Cañada de las Fuentes. Quesada

  1. Dominio potencial del bosque caducifolio:

    Los caducifolios requieren gran cantidad de humedad, y zonas umbrías, tolerando poco la escasez de las precipitaciones veraniegas. Por ello, aquí se han instalado en enclaves de microclima específicos, fondos de vaguadas, arroyos y ríos y en exposiciones escasamente soleadas. Su principal representante es el quejigo y las choperas, fresnos y salicáceas de ribera, el boj (buxus semper virens) que jalona la mayor parte de los ríos y arroyos permanentes, los arces, que forman pequeños bosquetes o en individuos aislados, cerecinos en manchas de pequeña extensión, espinares (espino albar mayoritariamente) que colonizan fondos de vaguadas, sobre todo a partir de los 1500 m de altitud y la cornicabra (pistacea therebintus) que salpica y da color en otoño sobre todo al bosque de encinar con el que esencialmente se mezcla.

    La importancia de los caducifolios se determina sobre la variedad del paisaje, a la que dan su diversidad de colorido, sobre todo en otoño, aunque también en primavera, impregnando toda la panorámica de trazos de diferentes colores.

  1. Dominio potencial del encinar calizo:

    Teóricamente, el paisaje serrano debería ser esencialmente de encinar, más o menos termófilo, mezclado con el madroñal y coscojal.

    La encina en la actualidad cubre grandes extensiones de ladera sobre todo a lo largo del eje del Guadalquivir y en las zonas de altitud media como la Nava de San Pedro y Poyo Manquillo.

    Este bosque, históricamente fue masacrado por sus excelentes propiedades como combustible en forma de leña y carbón. Otra de las importantes causas de su pérdida, ha sido la agricultura. Como bosque denso o adehesado, cubría la fachada de poniente de la Sierra de Cazorla y las Villas hasta sus límites con la campiña, pero, el olivar en época reciente le ha ido ganando terreno, desplazándola a los límites del Parque Natural, donde en la actualidad sufre el impacto de una importante carga ganadera.

    A partir de la creación del Parque Natural, se observa la recuperación del encinar, desplazando al pinar en varias zonas como puede observarse en la ladera de poniente encima de Arroyo Frío y en la ladera saliente en Poyo Manquillo, vertiente derecha del Guadalentín, donde se ha producido una fantástica recuperación del encinar en un periodo menor de 20 años.

 

Desarrollo del encinar en los barrancos del Guadalentin

El paisaje

    En la comarca, los paisajes están fuertemente contrastados. La diversificación del relieve, las condiciones climáticas y la incidencia humana, ha configurado multitud de paisajes más o menos naturales, más o menos degradados, en función de los factores mencionados.

    La demanda de paisajes de calidad por la población visitante está creciendo día a día, hasta tal punto, que hoy se valora como un factor económico más a tener en cuenta.

    En este sentido, nuestra comarca, aunque también está formada por paisajes de escasa calidad, gran parte de ella está configurada por paisajes de gran belleza. Incluso, si sabemos venderlos, también aquellas zonas de tierras áridas, en los límites de Granada (Hoya de Baza-Depresión del Guadiana Menor), encierran una espectacular belleza.

1.- Unidad de paisaje de campiña-olivar.

    Constituye el paisaje más monótono y de menor calidad. En épocas recientes se diversificaba por grandes cuadros de diferentes cultivos sobre un horizonte de lomas, que según estaciones, proporcionaba excelentes panorámicas.

    El olivar, prácticamente lo ha invadido todo, desde Huesa a Santo Tomé, formando una mancha uniforme que constituye su matriz. De vez en cuando y hacia la zona de Peal-Cazorla-Quesada, se conservan terrenos de cereal que lo diversifican un poco.

Unidad campiña-olivar. Proximidades de Sto. Tomé

2.- Unidad de paisaje del entorno del Guadiana Menor y ladera de Hinojares-Pozo Alcón.

    Es el típico paisaje de badlands, terreno con fuertes pendientes, suelo fácilmente erosionable, donde el agua ha excavado profundo barrancos. Es un típico paisaje de sudeste, con escasa vegetación y la mayoría de tipo estepario.

Estos paisajes encuentran su atractivo en el microrelieve del terreno degradado y en el espectacular abarrancamiento de los cauces secos.

La zona más espectacular la constituye la depresión del Guadiana Menor en las cercanías del Fontanar, aunque toda la zona sea digna de contemplación.

Paisajes de este tipo encuentran sus particulares espectadores y las cooperativas de guías de la zona deberían enseñarse a venderlo, como un recurso más y a parte de la comarca.

Barrancos de la ladera de Hinojares- Pozo Alcon cerca del Guadiana Menor

3.- Unidad de paisaje de la Sierra: El Parque

   Esta unidad podremos dividirla en unidades menores por las especiales características de cada una:

  1. Laderas de poniente desde Huesa hasta Santo Tomé. Forma el piso de la sierra que se contempla entrando desde Jódar, Ubeda o Villacarrillo. No constituye una ladera compacta, sino surcada por barrancos que la seccionan perpendicularmente por las que se deslizan numerosos arroyos. Suele constituir un paisaje bastante contrastado, entre las exposiciones de laderas, la línea de cumbres y collados que se suceden a lo largo de su gran recorrido.

    Como la ladera cae, casi verticalmente, en épocas de lluvia se generan numerosas y espectaculares cascadas que con frecuencia impresionan al visitante.

Caída de agua de Nacelrio. Cazorla

  1. Valle del Guadalquivir. Desde Cabañas a Torre del Vinagre. Aunque sigue siendo espectacular la vista que ofrece desde el mirador de las Palomas, se encuentra bastante deteriorado. En principio por la fuerte carga turística a que ha estado sometido en lo últimos años, el incendio de julio de 2001 y la carga ganadera que soporta hasta el río.

    A partir del Puente de las Herrerías el paisaje se hace más espectacular y cerrado, laderas más abruptas y empinadas, diversificación de la vegetación, vistas espectaculares desde el Cabañas. El nacimiento del Gudalquivir intensamente visitado, es quizás el entorno más deteriorado del núcleo.

Valle del Guadalquivir.

Arroyos procedentes del Cabañas

  1. Unidad de la Sierra del Pozo-Nava de San Pedro-Borosa. Posiblemente la unidad de paisaje más espectacular. Contribuye a ello el relieve, los ríos y la vegetación. Es una zona de innumerables contrastes, espectaculares vistas y misteriosos cañones y turbulentos ríos. Así lo atestiguan enclaves como los Poyos de la Mesa, el río Gualay, las Navas de San Pedro, Poyo Manquillo, el Cañón del Guadalentín hasta el Pantano de la Bolera, Lagunas de Valdeazores, y un sin fin de rincones de extraordinaria belleza.

Cerrada de la Canaliega del río Guadalentín

Charco de la Cuna del río Borosa

  1. Unidad Guadalentín - La Cabrilla - Campos de Hernán Perea. Esta unidad se contempla ampliamente siguiendo la carretera que va desde el Vadillo a Santiago de la Espada, hasta la entrada en los Campos de Hernán Perea, pasando el control de Ramblaseca. Subiendo a la derecha, los paredones de la Sierra de la Cabrilla en la ladera opuesta, jalonan el recorrido.

    Desde Poyo Manquillo, donde han construido un mirador, se contemplan de izquierda a derecha, el inicio de la Sierra de la Cabrilla, el curso alto del Guadalentín y la impresionante ladera de la Sierra del Pozo que vierte al Guadalentín y al pantano de la Bolera.

    A partir del Collado de la Zarca descendemos brevemente siguiendo el estrechamiento que forman ambas sierras, Pozo y Cabrilla, que nos introducen en el altiplano de los Campos.

    La comarca sólo tiene una pequeña porción de ellas, pero tal vez la más espectacular, constituyen un entorno de suaves lomas y colinas bajo la impresionante mole del Empanadas, techo de toda la Sierra. El pinar y la zona de pastos entre Puerta Lezar y Ramblaseca-Control, indica la intensa karstificación y carga ganadera de una zona sobre otra estableciendo un extraordinario y espectacular contraste.

Valle alto del Guadalentín y la sierra de la Cabrilla






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