1. Km 0 - La Toba
La etapa comienza junto al panel informativo
de inicio que hay en las afueras de la aldea de La
Toba, muy cerca del río Segura, cuyo puente cruzamos
para llegar a los pocos metros a la carretera
JF-7038. Giramos a la derecha, en dirección a Las
Juntas de Miller, y caminamos unos 650 metros
por la carretera, viendo a nuestra derecha y en la
ladera de enfrente varias cascadas procedentes de La Toba, que vierten sus aguas al río Segura. Tomamos
la senda que sale a la izquierda, en ascenso, muy cerca de la aldea de Casicas del río Segura, que
queda a la derecha.
La senda desemboca en una bifurcación de pista forestal semiabandonada. Continuamos por la izquierda,
prácticamente en la misma dirección en la que transitamos y seguimos subiendo. Esta pista,
más arriba, en una pequeña colina, aparece ya en mejor estado de conservación y la continuamos sin
desviarnos 100 metros para llegar a otra pista que sube hacia la izquierda y mantiene la altitud. Nosotros
seguimos al frente.
Llegamos a otro cruce de pista, que está asfaltada; deberemos tomar hacia la izquierda. A escasos metros
dejamos a la derecha una valla y varias casas habitadas, que constituyen la pequeña aldea de La
Garganta. Estamos en medio de un pinar salpicado con algunos quejigos, pero es también un paisaje
en el que quedan muchos testimonios de la intervención humana, como bancales y huertas ya abandonadas.
Continuaremos por esta pista hasta donde se acaba, junto a la aldea de La Fuente del Esparto.
2. Km 2,4 - Cortijo de La Peruela
Llegamos a los cortijos de La Peruela, prácticamente un barrio de la aldea de La Fuente del Esparto, que
queda algo más abajo y a la derecha. En La Peruela encontramos huertas, un arroyo con vegetación de
ribera bien conservada y un pequeño mirador. Antes del citado arroyo hay una senda a la derecha que
baja a la aldea de La Fuente del Esparto. Conviene apartarse de la ruta e ir por ella para dar un tranquilo
paseo por esta aldea, de casas algo dispersas, y donde se respira la tranquilidad y autenticidad del ambiente
rural de montaña de la Sierra de Segura.
Volviendo a nuestra ruta, continuamos por la pista al frente, pasando enseguida un arroyo y llegando a
la aldea de Los Galdones, donde la pista se convierte en senda. Vemos pequeños cortijos, algunos ya en
ruinas, así como bancales, chopos, nogales, higueras y otros frutales, además de una tradicional fuentelavadero
pintada de azulete. El camino se interna en el bosque, pero a los pocos metros encontramos
a la izquierda la vieja era de Los Galdones. Las eras están siempre en lugares bien abiertos y ventilados,
pues en ellas, después de trillar para separar el grano de la paja del cereal, era preciso aventar esta última.
En la de Los Galdones debemos hacer una parada para contemplar con calma el extraordinario
paisaje que se abre ante nosotros hacia el este y el sur. Los grandes bosques que se extienden bajo rotundos
afloramientos rocosos presiden la panorámica. Vemos el valle del Segura hendiendo las montañas,
entre las que destacan la Umbría de Los Anguijones y los Poyos de La Toba, coronados por el Puntal de
las Buitreras, llamado así porque en los cantiles que hay bajo el mismo hay numerosos huecos utilizados
por los buitres para anidar o descansar. Mientras nos movemos por la era, nuestros pasos levantan el
aromático perfume de la mejorana.
Continuamos subiendo por el camino, observando la abundancia de encinas que se mezclan con los
pinos, y en el kilómetro 3 salimos de nuevo a pista forestal, que tomamos a la derecha. Algunas paratas
(muretes de piedra seca) testimonian que antiguamente se aprovechó cualquier pedazo de terreno
medianamente plano para sembrar cereales. A la derecha vemos los altos riscales que coronan el Calar
del Cobo, a cuya cumbre, el Puntal de la Misa, sube la derivación 8, una de las más espectaculares del
sendero Bosques del Sur. Nuestra pista transita por un denso bosque de pinos laricios o salgareños con
encinas y quejigos. De cuando en cuando vemos ejemplares de arce y de sabina mora. El vallado que
vemos en algunos tramos corresponde a una zona donde se cultivan trufas.
3. Km 4,8 - Cortijos de Los Paulinos
Nuestra ruta pasa a continuación junto a los cortijos de Los Paulinos, que quedan a la derecha, enclavados
en uno de los parajes más espectaculares de la Sierra de Segura. Están ya abandonados, aunque
aún podemos disfrutar de la presencia de los hermosos nogales plantados por sus antiguos habitantes.
Dejamos la pista para tomar una vieja senda que arranca por la izquierda, unos 100 metros antes de una
era (la "de abajo"), ganando maravillosas vistas sobre el valle del Segura y la gran mole rocosa del Puntal
de la Misa, como podemos comprobar en la nueva era (la "de arriba") por la que pasamos. La senda
zigzaguea por el bosque de pinos laricios, girando después hacia el oeste para encarar la muralla rocosa
de la Cuerda del Mosco, que en principio parece difícil de franquear.
4. Km 6,1 - Paso de la Viga
La senda se va encaramando por terreno cada vez más rocoso y llega a un punto donde no sería posible
su continuidad de no ser por el hábil y duro trabajo de los antiguos habitantes de la zona que, en el Paso
de la Viga, levantaron una horma o calzo de piedra seca (es decir, sin argamasa, como sería el caso de
la mampostería) de varios metros de altura para apoyo del camino al tiempo que excavaron la pared
rocosa a lo largo de varios metros para que hubiera el hueco suficiente para poder pasar. El esfuerzo de
construir este paso merecía la pena, porque las relaciones entre el valle del Segura y el de Los Anchos era
intenso cuando todas las aldeas y
cortijos estaban poblados y resultaba
imprescindible que hubiera al
menos un lugar por donde poder
pasar con las caballerías sin dar
grandes rodeos. Gracias al Paso de
la Viga los habitantes de ambos
valles mantuvieron siempre unas
fluidas relaciones, tanto comerciales
como personales y familiares.
Había, y sigue habiendo, otros pasos
entre ambos valles, pero solo
podían recorrerse a pie.
La ruta serpentea entre farallones por un firme poco consolidado, con bastantes piedras sueltas, por
lo que hay que tener especial precaución. Además, durante parte del año baja un pequeño arroyo, que
en ocasiones puede helarse. Si miramos hacia atrás, las vistas hacia el valle del Segura nos obligarán a
detenernos con admiración. Finalmente salimos de la grieta y a escasos 200 metros finaliza la subida
en el collado. El camino se suaviza a partir de aquí y llanea en medio de un espléndido balcón natural
con vistas no menos asombrosas. A nuestra derecha, ya en la otra vertiente de la montaña, quedan los
farallones de Poyo Gavilán y el paso de La Raja, parecido al de la Viga pero aún más angosto, y por el
que no va nuestra ruta.
Muy pronto gozaremos de la visión del espectacular valle de Los Anchos, con la aldea del mismo nombre
y otras como Majada Oscura y Prado Maguillo, teniendo como telón de fondo la Loma del Mirandante
y los calares de Peña Rubia y El Espino. Desde aquí hasta Los Anchos, aunque la ruta está perfectamente
señalizada, hay que estar especialmente pendientes de las marcas y balizas.
Tras bajar por un tramo de terreno aún rocoso, el camino se interna en el pinar y se hace más ancho y
cómodo, aunque depara menos emociones. Poco antes de llegar al fondo del valle, en un amplio claro
del bosque y tras haber recorrido poco más de kilómetro y medio desde el Paso de la Viga, pasamos
junto al pequeño cementerio de Los Anchos, que queda a nuestra izquierda. Es un lugar conmovedor
cuyos bajos muros nos permiten asomarnos al recinto y ver las sencillas tumbas, sin nichos ni lápidas,
donde descansan los restos de los serranos y serranas que durante tanto tiempo vivieron de los recursos
de este valle de montaña, creando con ello el armónico paisaje que nosotros ahora disfrutamos.
Poco después salimos del bosque y llegamos a la deliciosa vega de Los Anchos, con bancales, huertos
(la mayoría sin cultivar), manzanos y pequeñas choperas que en otoño dan las pinceladas amarillas que
tanto embellecen este paraje. Pasamos el arroyo de Los Anchos por un puente y continuamos siguiendo
las balizas, alcanzando la aldea cien metros después.
5. Km 8,1 - Los Anchos
Esta aldea merece un detenido paseo para contemplar su bien conservada arquitectura popular, como
la de las aldeas cercanas, además de sus hermosísimas vistas. Descubriremos el lavadero, la ermita y el
viejo horno comunal restaurado.
Es imprescindible desviarse de la ruta para bajar por la carreterita del valle, hacia la izquierda, a la vecina
aldea de Majada Oscura, a la que se llega en pocos minutos y donde está la Colección Etnográfica
Alma Serrana. A pesar de su reducido espacio, alberga una gran colección de objetos antiguos de uso
cotidiano en la vida tradicional serrana, y está en un lugar absolutamente sorprendente, en el que no se
espera encontrar algo así. Transmite autenticidad, no sólo por las piezas que expone, sino también por
el cortijo tradicional que ocupa y por el extraordinario paisaje del que forma parte. La casa-museo nos
propone un recorrido por diferentes aspectos de la vida tradicional, tales como las estancias de la casa
serrana, la escuela rural, la barbería, el antiguo mesón, el establo y los oficios relacionados con el bosque.
Desde Los Anchos, el sendero Bosques del Sur continúa por la pista forestal asfaltada que sale de la parte
de arriba de la aldea, a pocos metros de la ermita y el lavadero, hacia la aldea de Prado Maguillo. Lo
que resta es un grato paseo suavemente ascendente entre pinos, encinas, chopos y pequeñas praderías,
con trechos que tienen buenas vistas hacia el valle.
6. Km 9,6 - Prado Maguillo
La etapa termina en esta deliciosa aldea, que es más pequeña que Los Anchos, pero que también conserva
bien la arquitectura popular y tiene una posición algo más elevada, lo que la convierte en un
inolvidable mirador sobre el valle. Prado Maguillo es además uno de los lugares más estratégicos del
sendero Bosques del Sur, ya que es principio o final de tres etapas: la 19, que acabamos de describir; la
20, por la que llegamos hasta el refugio de la Era del Fustal, y la etapa 1 de la variante GR 247.1, que
se dirige al valle de río Madera.
En Prado Maguillo y en Los Anchos hay oferta de turismo rural, si bien es reducida, lo que puede hacer
recomendable que reservemos con cierta antelación porque se trata de aldeas muy pequeñas. Existe la
posibilidad alternativa de pernoctar en el refugio de la Casa Forestal El Bodegón, situado a 1,4 kilómetros
de Prado Maguillo. Para llegar a él hay que salir de la aldea por la pista forestal por la que discurre
la etapa 1 de la Variante GR 247.1, que va hacia río Madera y está indicada con señales direccionales.
Una vez recorridos 750 metros de toma un desvío a la izquierda, también señalizado, que nos conduce
al refugio al cabo de otros 650 metros. Ocupa una de las construcciones auxiliares de la antigua casa forestal. Tanto esta como el almacén -al que se llamaba barraca- ya están en ruinas, pero el paraje, que
es un amplio claro en pleno bosque, es encantador.
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