Es
ruta permite al caminante acercarse a la legendaria
aventrua de la trashumancia, ancestral y ecológico
sistema de manejo ganadero que requiere notable maestría
y capacidad de sacrificio por parte de los pastores. Bastantes
de ellos la siguen practicando cada año al frente de
miles de ovejas de raza segureña. Los rebaños
bajan en invierno
hacia las templadas tierras de Sierra Morena, y en primavera suben
a las zonas altas de la Sierra de Segura, donde los pastos se
mantienen frescos en los meses cálidos.
La
ruta discurrre por una de las tradicionales vías pecuarias
que estos rebaños utlizan, o por caminos muy próximos
a ella. Algunos tramos tienen dificultosas pendientes. En otros,
la vía pecuaria no es el clásico camino, sino una
ancha franja de terreno. En cualquier caso, la señalización
define perfectamente la ruta. A lo largo de ella, veremos las
tradicionales infraestructuras ganaderas, como refugios, tinadas,
apriscos, descansaderos, tornajos y contaderos.
En
su larga bajada, el gran recorrido permite admirar los paisajes
de las zonas alta, media y baja de las montañas segureñas.
Atraviesa los Campos de Hernán Perea,
desarbolada altiplanicie a 1600 m. de altitud, cuyo paisaje lunar
es un claro esponente del modelado kárstico, bajo un cielo
donde siempre planea el buitre leonado en busca de los despojos
de las ovejas. Pasa junto al Galapán,
el pino laricio más grande de la comarca, y el emblemático
nacimiento del río Segura en una poza de
aguas verdes y transparentes. Tras pasar por Pontones,
desciende entre inmensos pinares a las tradicionales aldeas de
Hornos el Viejo y Cañada Morales
en las inmediaciones del embalse de El Tranco.
Sube de nuevo hacia el pico Natao y finaliza descendiendo a Beas
de Segura, ya a las puertas de la vecina comarca
de El Condado, por donde la vía pecuaria continúa.
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